viernes, 3 de abril de 2009

La Pasión del Pueblo

Amables cibernautas:

Después de un hiato de que sobrepasa al mes causado especialmente por hechos laborales, académicos, sentimentales, económicos, deportivos (¡gracias a las pichangas de los martes contra los viejos cracks por favores concedidos!) este sitio ha vuelto a su normal y común funcionamiento para el deleite de sus seguidores y el berrinche de los detractores. Por mientras que me encargo de rescatar viejas notas que quedaron inconclusas y una que otra historia que haga delirar al respetable, les dejo este trailer de regalo. Una de esas raras joyas que se encuentran de tanto en vez en nuestra cinematografía nacional, que conjuga de manera notable la pasión de un país enmarcada en su seleccionado nacional con un ojo imparcial como es el de la cámara que lo registra todo sin intervenir con preguntas o relato alguno. Por esto, póngase cómodo, consiga un snack o bebida refrescante y emociónese con "Ojos Rojos" una película documental que retrata la debacle sufrida por Chile en las clasificatorias para la Copa Mundial de Alemania 2006 y del resurgimiento de la esperanza de la mano de Bielsa y sus muchachos. Para mas información visiten el sitio: http://www.documentalojosrojos.com/. Saludos totales y disfruten.




lunes, 12 de enero de 2009

Aquellas Lágrimas Que Derramé Por Tí

El otro día, almorzando sanamente con un queridísimo amigo, luego de una ardua jornada de trabajo y previo a un merecido piscinazo, salió a relucir el tema recurrente en nuestras veraniegas tardes: El amor y sus ramificaciones (tengo que aclarar al respetable cibernauta, que mi amigo - de quien me reservare su nombre y apodo - está total y plenamente embelesado por una fémina que le ha hecho perder el sueño y lo tiene suspirando cada 30 segundos) así empezaron a saltar tópicos a la palestra, viejos amores, muchos recuerdos, algunos gratos y otros no tanto. En uno de esos momentos, mi socio me miró y me pregunto con la seriedad que ameritaba el tema:

- ¿ Y tú has llorado por una mina (sic)?

- Demás que sí - Fue mi escueta respuesta.

- Pero...¿por cuales lloraste?

- La verdad...Por varias pero sinceramente no recuerdo.

- Para -contesto un poco extrañado - Uno se acuerda de esos llantos, o por lo menos los tiene presente.

- Si, eso es verdad, pero en serio...No tengo una noción de eso...Prefiero suprimirlo antes de seguirle dando vueltas (Tras tamaña mentira, traté de mantener el mayor rictus de sinceridad y honestidad, lo cual fue demasiado difícil, es que cae por su propio peso el hecho que, cuando uno ha querido mucho y sinceramente a alguien no sentir un dolor o malestar en el corazón por su partida o la inminencia de esta, un verdadero luto por aquella persona a quien se ha querido y que ya no esta más)

Acto seguido, luego de un silencio, lo mire y repliqué cambiando el tema violentamente:

- Lo que si me acuerdo perfecto son las veces que he llorado en un estadio...

Su mirada extrañada dio paso a una de esas carcajadas sinceras, que llenan un espacio físico por completo, de esas con las cuales hasta uno se contagia y podría reírse por horas de no ser por la falta de aire, dolores abdominales y alteraciones al sistema excretor (gases, micciones y demases), así luego de que mi propia risa se detuviera lo mire y le pregunte:

- ¿Acaso nunca has llorado en un estadio?

La pregunta, un tanto ofensiva para un hombre pelotero como él, lo llevó a darme una respuesta seca e inmediata:

- El día 4 de diciembre de 1994, cuando el "Matador" Salas, le hizo el gol en el minuto 38 del segundo tiempo a la Católica. (La mención de mi amigo era al clásico universitario disputado ese año que definió prácticamente al campeón de Chile, el cual fue la U tras 25 años de sequía), creo que fue la única vez que me ha pasado y con justa razón...

Llorar, para nuestra cultura latinoamericana, machista y falocentrica, es muy mal visto en un varón, es un tema reservado para mujeres y niños, es un atentado a su virilidad, una muestra patente de debilidad para mentes retrogradas que tienen un concepto muy errado de ser hombre, afortunadamente este criterio a ido variando de a poco, por lo menos en nuestro país. A pesar de aquello, la sociedad aún le da muy pocos espacios al macho recio pelo en pecho para poder expresar su dolor libremente o su sentir en algún momento determinado; ya sea ante la lamentable pérdida de un ser querido, ante una situación que le cause una alegría u orgullo inconmensurables (un matrimonio, un bautizo, el nacimiento de un hijo, etc) dejando reservado para momentos de intimidad los demases llantos como si se tratara de algún vicio perverso o prohibido el desahogarse de vez en cuando. Uno de los pocos espacios públicos que jamás se ha vedado a esta práctica son los campos deportivos, en especial los futbolisticos, y no solamente por que sea el deporte más importante en el mundo entero, sino por todas las pasiones que desata en gentes de las más diversas edades. Es en los diversos estadios del orbe que niños, adultos y ancianos convierten el llorar de un hecho vedado y censurable dentro de la naturaleza masculina a un acto de verdadera gallardía, que se torna más importante al ser colectiva puesto que la manada de machos comulga de igual forma ante las emociones que se plasman en la cancha y se proyectan hasta las gradas. Demás esta sacar a colación los manoseados tópicos de que el fútbol libera tensiones y saca al animal interno de cada ser humano convirtiéndolo de paso en una fuente inagotable de puteadas y maldiciones surtidas contra la humanidad en general, que es una terapia excelente contra el strees y que plasma los deseos de triunfo y de éxito que por A, B o C motivo la vida cotidiana priva, puesto que lo comentado va más allá, ya que es la sensación que a través de un deporte se puede llegar a tener un nivel tal de emotividad que quiebra ideas pre concebidas y permite a seres totalmente "insensibles" conectarse de una forma -bizarra si se quiere- con sus emociones.

Y es que, seamos honestos, el fútbol da pie para que verdaderos cavernícolas con un corazón tan frío como una piedra sientan rodar la tibieza de una lágrima por la mejilla, que tipos pseudo barrabrava, alienados por la violencia y sus problemas (familiares, espirituales, laborales, sexuales y un largísimo etcétera) se quiebren por instantes, que hombres de edad curtidos por la vida y la experiencia cierren los ojos para evitar que su llanto escape incontrolable de los ojos. Es que todo se resume a que en la vida de un pelotero un gol en el último minuto, un título perdido, una jugada maravillosa o bien el dolor de la derrota se mete directamente en el alma de aquél ser (si amable cibernauta aunque usted no lo crea, el pelotero TIENE alma) causando ese estrago químico que se llama sentimientos, desatándolos a todos y cada uno. De verdad, habría que tener el corazón gélido (o francamente no tener corazón) y nada de sangre en las venas para no sentirse conmovido ante ciertas imágenes de nos entrega el deporte más bello del planeta, sino ¿Cómo se explica el llanto desaforado de Diego Armando Maradona y de cientos de miles de argentinos al ser derrotados en la final del Mundial de Italia `90? o el dolor sufrido por Samuel Kauffur quien lloraba y golpeaba el pasto del Nou Camp desconsolado ante la derrota en el último minuto del Bayer Munich frente al Manchester United en la final de la Copa de Campeones del año 1999? ¿Cómo pedirle a los hinchas de Racing Club de Avellaneda, nuevos y antiguos, que no se emocionaran ante la obtención del campeonato de apertura argentino del año 2001 luego de 35 años de fracasos? ¿Cómo no sentirse conmovidos por el dolor de los paraguayos al ser derrotados en el Mundial de Francia `98 al minuto 112 con un gol de oro convertido por los dueños de casa, y el posterior acto de gallardía de Chilavert al parar uno a uno a sus jugadores que dieron todo en la cancha?, ¿Como se habrán secado los rostros por el sudor y el llanto aquellos hinchas del Liverpool al ganar la Champions League del año 2005 tras ir perdiendo 0 a 3 con el A.C. Milán?.

Nuestra realidad, pobre de momentos de gloria nos a brindado episodios dramáticos y alguno que otro brillante a más no poder que se han mnetido hasta el fondo del espíritu del hincha o fanático de cada club y de la "roja de todos". Así, recuerdo la desazón que invadió a los hinchas de la Universidad de Chile al descender a la 2º división del balonpie local por primera vez en su connotada historia y con posterioridad la gloria alcanzada el 18 de diciembre del año 94 en un pueblo minero como El Salvador, que se lleno de camisetas azules (y de paso dobló la cantidad de habitantes de aquella ciudad), las sensaciones vividas ante la distinción alcanzada por Colo-Colo el año `91 con la obtención de la Copa Libertadores o la rabia que debe haber arrancado más de una lágrima en aquella historiada final del año 1973 contra Independiente de Avellaneda, la pena (más que comprensible) que llenó a todos los hinchas de la Universidad Católica, y a la comunidad pelotera en general, ante la muerte de uno de sus jugadores símbolos como lo era Raimundo Tupper, la emoción con olor a mar que lleno de goce a los hinchas de Wanderers de Valparaíso el año 2001 y el 2008 (en una final de película) a los de Everton de Viña del Mar al conseguir los campeonatos máximos del fútbol nacional. A nivel de selecciones los goterones que salen sin siquiera proponérselo de los ojos al ver a las diversas selecciones chilenas jugar, sobre todo desde que la cosa parece haberse ordenado y para bien.

Estas sensaciones no solamente salen a relucir en algún partido en vivo y en directo, pueden ser imágenes arrancadas de un pasado más glorioso (y mejor en ocasiones) Así, tengo amigos apegados a lo melodramático y exagerados a más no poder, a quienes les sucede lo descrito al ver algún partido del recuerdo, al revisar una y otra vez en viejas cintas de VHS, recortes de diario, revistas deportivas o cualquier memorabilia que los transporte a ese momento mágico. Si a esto le sumamos elementos tecnológicos (lease Youtube) que contienen archivos en linea y lo complementamos con un buen relato, tenemos una ecuación llena de ojos vidriosos y voces entrecortadas por aquellas emociones revividas, y ojo no solamente hablo de tipos sensibles o más abiertos de mente, incluyo a tipos corajudos, hombres ya hechos y derechos, verdaderos cavernícolas que enrojecen paulatinamente los ojos al recordar imagenes de la "Roja" en el Mundial de Francia o de la Selección Sub- 20 en el Mundial de Canadá `07 y al escuchar las voces llenas de pasión de Carcuro o Ernesto Díaz Correa (de este último, le recomiendo al amable cibernauta que busque el relato del partido Chile - Nigeria por la competencia de menores reseñada previamente para que entienda de lo que hablo) .

Por mi parte, yo reconozco hidalgamente que, por una de las cosas que más he llorado en la vida a sido por el fútbol, desde mi más tierna infancia nunca tuve (o quise tener) mayor freno con el tema y así me deshacía en un mar de lágrimas en la intimidad de la pieza, con la pelota entre las manos, repasando una y otra vez, de forma masoquista, los hechos fuera por las derrotas que uno sufría con los amigos contra los rivales de turno (más aun si eran de otro barrio aledaño al tuyo) o bien los sinsabores que provocaba escuadra de toda la vida. Esto me acompaño hasta ahora, a lo que se conoce como la vida adulta y creo (sin temor a dudas) que me seguirá hasta que pinte canas. Hace poco, sin ir más lejos, para el partido que Chile le ganó a Argentina, por primera vez en la historia de las eliminatorias, desate un mar de lágrimas puesto que JAMÁS había visto a una selección chilena adulta ganarle tan claro a una trasandina y más aún por los puntos. Esa noche, sin lugar a dudas debe ser una en donde sin darte cuenta, los pesares, dolores y sinsabores que te depara el día a día se dejan de lado por un largo trecho de tiempo, esa cálida esa noche, estoy seguro que mis lágrimas no estuvieron solas, sino que se acompañaron con gran parte de los 16 millones de chilenos, ya que al margen de ser un país triste y estar sumido en problemas, existen muchismas personas que sienten la misma emoción y que en contadas ocasiones, la dejan fluir tras 90 minutos de juego.

lunes, 27 de octubre de 2008

La Guerra Sucia

Hace años atrás (si mal no me falla la memoria para el mundial de Francia `98) la selección española llegaba a tierras galas autoproclamándose como favorita para ganar la justa pelotera. Los españoles se catalogaron como los próximos campeones del mundo, Raúl, la gran estrella del seleccionado ibérico declaró que usaría la camiseta 10 para emular a Maradona y prácticamente nadie en ese plantel dudaba que pelearían la final de la competencia. No se sabe a ciencia cierta como cayó la prepotencia española en dos rivales directos (Nigeria y Bulgaria) lo que si se sabe es que entre tanta declaración desafortunada y sin asidero (hasta esa época, a nivel de selecciones España era siempre la "eterna promesa", se esperaba mucho de ellos pero al final no pasaba nada) le dedicaron palabras poco amables para el componente sudamericano del grupo y especialmente a su capitán, me refiero a la escuadra paraguaya y a un tal José Luis Félix Chilavert, señalando que ellos venían dispuestos a derrotar a esos indios y a su cacique. Como es común en estos casos, los paraguayos aguantaros callados la bravata española, esperando pacientemente el momento de la venganza, la cual llegó al corto andar pues la "furia roja" quedo eliminada tras una magra campaña en su grupo que arrojó como ganadores a Nigeria y Paraguay. Como era de esperarse, Chilavert remató a los españoles cuando estaban en el piso con sus declaraciones diciendo una verdad grande como la catedral de Notre Damme: "España siempre se cree favorita por que juega con selecciones como Malta, Chipre o Islas Faroe, se bajan del avión y los están aplaudiendo, sin embargo, si jugaran en Sudamérica te garantizo que jamás clasificarian para un mundial, allá se juega a muerte, tú te bajas del avión y ya te están puteando, que saben ellos de eso ellos..."

En los dichos anteriormente descritos, el ex capitán guaraní se queda corto, pues si usted amable cibernauta, ha vivido en sudamérica durante el período clasificatorio a un mundial, sabe de sobra que esto es una verdadera guerra. Si a la calidad de los rivales que disputan esta competencia se suma la pasión que despierta el deporte rey en nuestra América profunda y además las rencillas históricas de corte político - militar que generan un sinfín de chauvinismos o xenofobias tan propias de estos lados, tendrá un cóctel explosivo en sus manos, pues TODOS los países de este bello continente se tienen sangre en el ojo con algún vecino o similar. Pero vamos por parte, lo primero que se debe analizar es es el nivel de los países que juegan por uno de los cupos para concurrir al mundial respectivo, antiguamente existían representativos nacionales "paquetes", "quesos" o francamente malos, los cuales eran una comparsa dentro de este proceso, sin embargo, a partir de la década del `90, aquellos que marcaban el paso comenzaron a equiparar a los países de segundo orden y a las potencias sudaméricanas. La primera en experimentar este cambio fue la selección colombiana (o como les gusta llamarse a ellos, selección Colombia) que de ser un equipo goleado incansablemente por sus pares, comenzó a vivir desde principios de los años `80 una verdadera revolución de la mano del técnico Francisco "Pacho" Maturana y de jugadores tan grandes como Carlos Valderrama, Freddy Rincón, Anthony De Ávila y el mítico René Higuita, su punto culmine fue alcanzar la clasificación a los mundiales de Italia `90 (quizás uno de los mejores elencos que haya visto jugar en un mundial y que quedo desafortunadamente eliminado en octavos de final contra Camerún por el grosero error de Higuita ante Roger Milla) Estados Unidos `94 y Francia `98. Como era de esperarse, después de una generación tan brillante era lógico que el nivel bajara, sin embargo, quedo una escuela dejada en su país y sobre todo recuerdos imborrables para el amante del buen fútbol como aquella goleada de 5 a 0 que le propinó a Argentina en las clasificatorias para el mundial del `94. El ejemplo colombiano fue seguido por otros seleccionados como el boliviano (clasificó al mundial anteriormente señalado) el ecuatoriano (que ha clasificado para los mundiales de Corea - Japón 2002 y Alemania 2006) y en menor medida el venezolano que si bien es cierto aún no clasifica a una copa del mundo ha dejado de ser la "Cenicienta" latinoamericana para convertirse en una real amenaza. Si a estos países se les suman los demás integrantes del continente (Chile, Paraguay, Uruguay, Perú)y las dos grandes potencias futboleras (Argentina y Brasil) se tendrá una competencia durísima que lleva a pensar que las clasificatorias mundialistas jugadas en esta parte del mundo son las MÁS DIFÍCILES Y COMPETITIVAS del planeta fútbol, a modo de ejemplo; vea las posiciones y los puntos que separan al primero del quinto sembrado en la tabla y se dará cuenta que bastarían dos derrotas (y otros resultados favorables) para que los uruguayos (5º) alcanzaran a los paraguayos (1º) en la punta de esta competencia.

A lo expresado, se debe añadir el segundo factor, que se debe a una situación de inestabilidad socio - político de nuestra América morena, la cual no es más que un conjunto de odios heredados y fomentados por los dirigentes y dictadorcillos de turno para evadir sus responsabilidades como gobernantes y culpar a cualquier país vecino de sus problemas internos en orden económico o social (siendo que su ineficiencia en el 99.9% de los casos es la responsable de aquellas situaciones) Lo cierto es que, la estrategia a funcionado y así en aproximadamente 200 años de vida independiente, las diversas naciones que componen nuestro continente no han logrado saldar sus diferencias del pasado y las animadversidades siguen en el interior de cada pueblo, saliendo a flote cualquier conflicto bélico, limítrofe, reivindicacionista o el que se le venga a la cabeza del "populus" que hayan vivido durante los últimos siglos. Como las oportunidades para demostrar el odio son pocas, la mejor válvula que tienen es el fútbol, convirtiendo muchas veces las contiendas deportivas en "asuntos de Estado" en donde esta en juego el honor de la patria. Tomemos por ejemplo, un partido entre las selecciones peruanas y chilenas (en cualquiera de sus categorías y más aún, por algo tan trascendente como ir a un mundial) si este se juega en Lima lo más seguro que le ocurra a "La Roja" es: Bajarse del avión, recorrer la distancia entre éste y la sección de embarque a pie, recibir toda la gama de garabatos, diatribas o puteadas existentes conjuntamente con frutas de la estación, pilas doble A y escupitajos varios. A continuación tendrán un tour de un par de horas en el bus (es muy común que al señor conductor se le "olvide" el recorrido del aeropuerto al hotel) para luego sufrir durante toda una noche un concierto de bocinazos, gritos y uno que otro instrumento de percusión (más las ya consabidas puteadas) que le impidan a los "crack" conciliar un sueño reparador. Camino al estadio para el partido la cosa se pone aún peor, a los ya consabidos proyectiles (sólidos o líquidos) se suman los zamarreos que conllevan conatos surtidos entre futbolistas, cuerpo técnico y público en general, de ahí en más todo se torna más dantesco pues a pesar de lo conocida que es la buena infraestructura de estadios en Perú, estos cada vez que las ofician de local contra Chile los llevan al Estadio Nacional de Lima, un recinto sumamente peligroso para futbolistas y público en general (el 27 de mayo de 1964 en un partido válido para la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, fallecieron 300 personas a causa de los graves desmanes que ocurrieron entre el público y la policía producto a un gol que se le anuló al seleccionado peruano contra su par de argentina y el cual habría sido el empate de este partido) y que por lo general tiene la bandera tricolor sin la estrella solitaria izada en un mástil. Es tal esta inseguridad que el recinto goza de una "particularidad" más que especial; el camarín de las visitas (y por ende el otorgado a la roja) da hacia la calle por lo que el plantel debe cambiarse de ropa y ducharse en punta de codos para evitar los proyectiles. Si usted amable cibernauta piensa que el relato de los hechos es muy exagerado o en último caso parcial, espere a leer lo que pasa en esta angosta y larga franja de tierra, pues en el país donde "Se quiere al amigo cuando es forastero" la cosa es tan horrible como en Perú pues, aparte de las vejaciones que sufren a diario los inmigrantes de esta nacionalidad en nuestro suelo, deben soportar burlas de carácter xenófobo y que buscan enrostrarle el triunfo en conflictos bélicos añejos como la Guerra contra la Confederación Perú - Boliviana o la del Pacífico, a modo de ejemplo; para la clasificatoria a Francia `98 una de las canciones más recurrentes en el recordado 4-0 con que ganó Chile fue una que hacía referencia al hecho que le habíamos quitado el norte, el navío "Huáscar" y que aparte les quitaríamos los pasajes a la cita gala. A esto se agrega la ordinariez constante por parte de la parcialidad chilena cada vez que tocan el himno nacional peruano (y en realidad TODOS los himnos de países limítrofes, con predilección del mencionado y el argentino) el cual ante sus primeros acordes provoca una rechifla infernal, sin ir más lejos en todos mis años (muchos) de estadio no creo recordar una silbatina que me provocara un dolor de oídos como la que recibió el seleccionado incaico el día del ya comentado partido con miras a Francia `98. Quizás no existe tanta violencia física ni se llegue a ese nivel de agresiones, pero el vejamen psicológico que sufren jugadores, cuerpo técnico y por sobre todo los miles de inmigrantes que se encuentran en nuestra nación es totalmente injustificada pues - y con una mano en el corazón - NADIE en su sano juicio puede ostentar superioridad por un color de piel o una nacionalidad y MENOS en nuestro mestizo continente.

Lamentablemente, lo descrito no es sólo un "privilegio" de los mencionados países sino que se hace extensivo al resto de este polvorín pelotero llamado Sudamérica. Países tan bellos y con gente tan amable son transformados en hordas de energúmenos chauvinistas sin ningún tipo de respeto o consideración por el prójimo de otro país, así los paraguayos convierten cada partido con Argentina en una rememoranza de sus conflictos, los bolivianos contra la misma selección chilena por sus problemas marítimos, para que decir el caso de urguayos y brasileños, ecuatorianos y peruanos, venezolanos y colombianos y el mayor de todos (por la extensión de ambos países y por el liderato histórico que han detentado en el continente) los mencionados pentacampeones del mundo y Argentina. La falta de criterio (o derechamente ordinariez, si prefiere llamarlo así) junto con una ansiedad desmedida de triunfo lleva al extremo lo que se conoce como "picardía futbolística", en donde el esfuerzo mancomunado de dirigentes, cuerpos técnicos, jugadores e incluso en ocasiones, políticos o dirigentes de casa país alcanza ribetes grotescos, sino ¿como se puede explicar lo hecho por los uruguayos cuando tuvieron que definir su paso en repechaje contra Australia con miras al mundial de Corea - Japón 2002, en donde insultaron y denostaron a la selección oceánica con la venía de la autoridad policíaca y administrativa? (trámites excesivamente largos en el aeropuerto, cortes de tránsito injustificados y un lago etcétera)

Además de los apremios físicos y psicológicos que afectan a los futbolistas y cuerpos técnicos rivales está el daño colateral que se provoca con tal de obtener la victoria, sino, que le pregunten al juez argentino Sergio Pezzotta, quien se vio involucrado en un escándalo sexual promovido por la Asociación Uruguaya de Fútbol que habría contratado a una prostituta para brindarle toda clase de placeres sexuales al referí a cambio de favorecer a "La Celeste" ante Chile por las actuales eliminatorias o el conflicto que provocaron los argentinos ante su inminente derrota contra Bolivia por las clasificatorias a Francia `98 (la cual tuvo como principal actor al arquero Ignacio González quien, coincidentemente, terminó su carrera de forma conflictiva al golpear a un árbitro jugando por la Unión Española) que dejo a más de un periodista o policía altiplánico lesionado, o la más vil de todas, el engaño que realizaron jugadores de la selección chilena aquel fatídico 03 de septiembre del año 1989 por las eliminatorias a Italia `90 en el estadio Maracaná cuando (luego de que el "Cóndor" Rojas fingiera un corte a causa de una bengala) la roja se retiro damnificando a toda una generación de futbolistas y por sobre todo a un país completo al que se le negó la posibilidad de disputar a lo menos las clasificatorias para el mundial de Estados Unidos `94. Lamentablemente, mientras sudamérica sea esta amalgama de patrioterismos malentendidos, resentimientos añejos y cuna de esa "viveza", avalada por algunos cuando lo realizan sus seleccionados, pero fieramente condenada cuando la sufren (sino, vea Fox Sport y logrará entender lo que digo) se seguirán abriendo viejas heridas cada vez que una pelotita ruede por los pastos de nuestro continente.

jueves, 11 de septiembre de 2008

El Esnobismo

Soy un enemigo acérrimo de las barras bravas, considero que, desde su aparición en el mundo pelotero han sido un cáncer que ha mermado el espectáculo y la posibilidad que cientos de niños se acerquen a los estadios junto con sus familias para que les sea traspasado como un legado el amor a la camiseta de su club (seamos honestos, ningún padre en su sano juicio expondría a sus hijos pequeños a un clásico entre Universidad de Chile y Colo - Colo, más aún si este se juega en un recinto tan inseguro como históricamente a sido el del cuadro blanco) o el placer que se tiene al ver a la selección triunfar. Malamente un amigazo me ha endilgado un pasado en estos grupos, y si bien es cierto que creo haber simpatizado con ellos en más de alguna oportunidad (en mis años mozos) la lectura que me ha entregado los años en el tablón es una; las barras bravas son un frasco de petri o un modelo de experimento sociológico donde se puede ver a pequeña escala todos los males que azotan a nuestra sociedad, son el fiel reflejo de un sentir en sectores de la juventud desplazados y sin un sentimiento de arraigo por nada ni nadie, los cuales sacian esa carencia enfundados en una camiseta con la promesa de dar la "vida por sus colores" de ser necesario. Así estos grupos, dan la posibilidad de pertenecer a algo que les niega la sociedad otorgándoles una serie de disvalores basados única y exclusivamente en el color de la camiseta, creando tipos obedientes y obsesionados con acabar con un enemigo aparente solamente por militar en el archirrival o en el contendiente de turno.

A raíz de este fenómeno, de un tiempo a esta parte las diversas sociedades anónimas deportivas y la A.N.F.P han adoptado la mala política de subir el precio de las entradas convirtiendo el fútbol en un espectáculo privativo para la alicaída clase media chilena. En el caso del Torneo Nacional, el pobre espectáculo exhibido semana a semana por los diversos clubes de primera y segunda división (juego lento, carente de técnica, equipos poco agresivos cuando juegan de forasteros, títulos repartidos entre los clubes grandes sumado a una pésima infraestructura) ha mermado la presencia de público en la gradas, que prefieren ver los partidos del fútbol local por t.v o bien, observar ligas más competitivas en televisión abierta y por cable. Sin embargo, en el caso del seleccionado nacional pasa un fenómeno contrario, la gente gusta de los partidos de la selección pues esta goza del factor de agregar a toda la población bajo la camiseta roja de representativo nacional, más aun cuando las cosas en el "equipo de todos" se han puesto en orden desde la llegada e Marcelo Bielsa. Es por esta razón que los personeros del fútbol nacional no han dudado ni un sólo instante en subir el precio de las entradas convirtiéndolas de paso en las más costosas de sudamérica. Las razones pueden ser diversas y en algunos casos más que justificadas(fomentar con las ganancias la competencia interna, pagarle sus merecidísimos honorarios a Bielsa y compañía, tapar los hoyos financieros de administraciones anteriores y un largo etcétera) empero, han causado un efecto similar al de las barras bravas en nuestro país, alejando a las personas que domingo a domingo han pagado sus boletos para ver los partidos de sus equipos o para aquellos que han seguido desde tiempos remotos al seleccionado nacional, es decir al hincha y su familia.

Si tomamos en consideración que la entrada a galería o las tribunas populares como se le conoce en otras latitudes esta a $9.000 (aproximadamente U$ 17) es casi utópico pensar que una familia con ingresos un poco superiores a los $ 300 mil pesos mensuales (U$ 600) pueda concurrir al estadio en masa para apoyar al combinado local. Aunque parezca raro, nuestro país sigue teniendo los mejores records de asistencia en todo el concierto sudamericano ,no precisamente de la gente que ha asistido toda su vida al deporte más bello del mundo sino que gracias a una nueva camada de pseudohinchas que van al estadio los que no esta aficionado al concepto del fútbol y que solamente concurren a estos eventos por estar de moda o por el plus que le puede traer con sus amistades. Así se ha generado una masa de gente esnobista que asiste no precisamente a alentar a nuestro país sino que sólo remitirse a ver el espectáculo. Como dije al principio, esta no es una apología al barra brava cabeza de termo que contamina las canchas del mundo, sino que busca reivindicar la presencia del hincha esforzado, ese que anónimamente le da el elemento necesario y llamativo a los partidos de fútbol en cualquier latitud que lo convierten en un espectáculo único.

Nick Hornby predijo esta situación en su famoso libro "Fiebre en las Gradas" en estas páginas relata como el fútbol ingles (y en particular el Arsenal de sus amores) estaba cambiando radicalmente su hinchada en busca de un público más pudiente; "El Arsenal, el Manchester United y los demás son víctimas de la ilusión de que la gente que paga el precio de la entrada para ver jugar a Paul Merson y a Ryan Giggs, y por supuesto que es así. No obstante, son muchos - las personas que ocupan los asientos que cuestan unas veinte libras y los tipos de tribunas y palcos - los que también pagan por ver cómo ve la gente a Paul Merson o por oír como le gritan a voz en cuello. ¿Quién pagaría por una tribuna si el campo entero estuviera lleno de ejecutivos? El club vende las entradas de tribuna y de palco en el bien entender de que el ambiente es gratis, por lo cual es lícito pensar que el Fondo Norte ha generado tantos ingresos como cualquiera de los jugadores. ¿Quién se va a ocupar del ruido a partir de ahora? ¿Seguirán viniendo al campo los chicos de clase media con sus padres y sus madres, si son ellos los que tienen que generar el ruido y el ambiente? ¿No tendrán la sensación de que los han timado?

Efectivamente, así las cosas, el club les habrá vendido entradas para un espectáculo cuyo mayor atractivo ha sido eliminado precisamente para dejarle sitio a ellos. Un apunte más sobre el tipo de público que el fútbol ha decidido que quiere tener: los clubes tienen que asegurarse de ser muy buenos, de que no habrá años de vacas flacas, porque ese nuevo público no tolerará un solo fracaso"... "Por eso, si no me equivoco, el Arsenal ha apostado por no pasar más rachas de 17 años sin ganar un solo título, tal como ocurrió entre 1953 y 1970 ¿no es eso? Se acabaron los flirteos con el descenso, como en 1975 y 1976, o los lustros en los que no estuvimos presentes en ninguna final, tal como ocurrió entre 1981 y 1987. Nosotros, los ingenuos incondicionales, aguantamos todo eso y mucho más. Al menos estaremos presentes 20.000 de los nuestros, por mal que esté el equipo (y a veces ha estado mal, muy mal, fatal). En cambio, este nuevo público... bueno, yo no estaría tan seguro." A casi 20 años de haber escrito este libro Hornby debe ver horririzado cada fin de semana como su profecía se cumplió, ya que si bien el Arsenal tiene vendido todas sus aposentadurías antes de iniciar el campeonato, el ruido y la magia que se generaba en Highbury ya no existe más en el nuevo y cómodo Emirates.

Ayer fui testigo de algo similar, gracias a la diosa Fortuna mi vieja ganó unas entradas para ver el pleito entre Chile y Colombia, concurrí al estadio para apoyar a la selección y cual fue mi sorpresa que el público de antaño (cariñoso, bullicioso y amante de su seleccionado) ya no existía y había dado espacio a una clase de hincha que desconocía, uno frío, amargo y silente, más parecido a una postal. Chile logró un triunfazo ante los cafeteros, sin embargo, hasta antes del primer gol la gente pifiaba sin consideración al seleccionado que buscaba lavar las heridas que dejó el duelo con Brasil, indiferente a que en esos momentos jugaban el papel más importante, el de apoyar, el estadio me parecía ajeno al de aquellas jornadas donde Chile logró su cupo para el mundial de Francia `98 donde TODOS los presentes sabíamos que marcábamos la diferencia, sin caer en la amenaza burda o en la actitud belicosa, ahora la actitud se resume a lo señalado por un hincha el domingo tras la derrota con Brasil, "pago mi entrada y tengo todo el derecho del mundo a pifiar si no juegan bien", así olvidemosnos de los compromisos desinteresados que antaño tenía la hinchada o eso de hacer sentir la presión, solamente sentemosnos a esperar el próximo partido en que Chile ose a jugar mal para escuchar los "oles" en favor de la escuadra visitante (para humillar más a nuestro combinado patrio) en vez de un apoyo constante descendiendo de todo el estadio. No se trata de una conducta reñida a cualquier canón moral, ético o judicial, se trata de empaparte de los colores de tu selección y estar con ellos cueste lo que cueste y gane quien gane, esos son los hinchas que se necesitan, no los que alientan al contrario cuando el equipo anda mal o son una mera foto de la gente sacrificada y bulliciosa que otrora llenaba el coloso ñuñoíno.

martes, 5 de agosto de 2008

Cuando Él llegó a San Paolo

Aquel caluroso verano de 1984, todos pensaron que era broma y que era de las tantas especulaciones del mercado futbolístico, claro porqué ¿Quien en su sano juicio habría de abandonar a una institución tan poderosa como el Barcelona para emigrar al sur de Italia, más aún a la Italia pobre y desvalida humillada constantemente por su pariente rico del norte? Casi toda la prensa esbozó una sonrisa ante las declaraciones de Corrado Ferlaino presidente, por aquel entonces, del SSC Nápoli quien dijo que sumaría para el equipo "azurri" a la máxima figura del fútbol mundial, aquel pelusa salido de una villa miseria quien dejó al amante del balonpie con la boca abierta a punta de gambetas y amague, al que estaba destinado a ser el mejor jugador del mundo, al ya reconocido Diego Armando Maradona.

Este vago rumor con el transcurso de las semanas se convirtió en la esperanza de todo un pueblo, la sosegada vida napolitana dio paso a un frenesí nunca antes visto, la piazza Dante reunía día tras día gente que se congregaba para discutir entre medio de lechugas y tomates sobre la llegada del crack, otros tantos se refugiaron en las iglesias para hacer mandas y solicitar al cielo que alguna vez el modesto Napoli fuera bendecido, que con la llegada de Maradona vinieran aires de propseridad para la alicaída institución, la hinchada convirtió sus habituales cánticos en un clamor popular, que exigia ver al pelusa devolviendo tantas humillaciones causadas por el Milan, el Inter o la Juventus. La presión de una ciudad completa recayó sobre los hombros de Ferlaino, quien con la esperanza del que no tiene nada que perder, comenzó a negociar con el díscolo volante. Para sorpresa de todos, no hubo mayor resistencia por parte de los dirigentes en las negociaciones, su paso por el Barça había sido discreto para lo que se esperaba de él, mermado por una hepatitis durante la temporada 82-83 y luego fracturado con toda la saña y mala intención del mundo por Goicoetxea (a quien la "prensa especializada" española premio por su "juego recio") durante su última temporada en el club azulgrana, abandonó al equipo en medio de una polémica por la agresión a Miguel Sola del Athletic de Bilbao en la historiada final de la Copa del Rey del año 1983. Con la anuencia de la plana directiva y del propio Maradona se comenzó a afianzar el fichaje del "10" sin embargo, el precio de su pase (13 millones de liras algo así como 8 millones de dolares) eran un grave pero para la institución napolitana, a pesar del incoveniente económico, la unión de un pueblo que estaba dispuesto a todo por ver al crack vistiendo la camiseta celeste pudo más, si era necesario ellos venderían la sangre de san Genaro, la iglesia de san Francisco de Paula e incluso hipotecarían el castillo Maschio Angioino con tal de verlo jugar, puesto que con el serían grandes y se acabarían por fin año de humillaciones, ya no serían los "cabezas negras" los que tendrían que leer "Napolitanos: Bienvenidos a Italia" cada vez que fueran de jugar de visita al norte, era la hora de ellos, su hora con Maradona como estandarte.

Aquel caluroso verano de 1984, fue demasiado especial en la vida de muchos napolitanos, nunca sus estrechos y húmedos callejones se habían visto más dignos, más orgullosos de vestir banderines celeste a lo largo y angosto de sus recorrido, como nunca sus mujeres eran más bellas, sus hombres más simpáticos y sus niños adorables, ni siquiera el volcán Vesubio se veía tan aterrador como de costumbre, es que era tal la alegría de ese pueblo que les daba fuerza, les rompía su monótona vida pero por sobre todo les permitía enfrentar con optimismo renovado el año venidero en el Calccio. Los días pasaban y con ello crecía la expectativa por ver a Maradona pisar el gramado verde, querían ver a esa maravilla surgida de la pobreza, de aquella miseria que los identificaba, querían ver al famoso chico que podía hacer magia con el balón entre sus pies y tenía un hambre por ganar todo lo que estuviera a su paso. Por eso, aquel día 5 de julio del año 84 en una tarde soleada, fue tan significativa en su vida. Dicen que las campanas de la catedral de Nápoles tañieron al viento y que las estatuas de los santos apostados en ella quisieron seguir a la muchedumbre, dicen las calles y plazas quedaron desoladas, que la gente enarbolaba banderas y que gritaban a los cuatro vientos que el 10 había llegado, dicen que aquel día el estadio San Paolo contuvo a 120 almas y que el corazón de una ciudad latía a través de ellos, dicen que el cielo se lleno de globos celestes y humo y que estos pasaron suspendidos por semanas entre las nubes, dicen que cuando salió Maradona a la cancha un ruido sordo, incomprensible surgió de sus gargantas llevando una amenaza a la Italia rica y una esperanza a los desplazados del sur, dicen que cuando él fue ovacionado, cuando esas 120 personas en el San Paolo, clamaron fervorosas el "Diego /Diego" la gente (su gente), el Nápoles, Italia y el fútbol mundial nunca más fueron lo mismo, pues habían presenciado el nacimiento de un gigante, para muchos el más grande.


jueves, 31 de julio de 2008

¿Futuro Esplendor?

Hace aproximadamente dos años entro en vigencia la Ley N° 20.133 sobre Sociedades Anónimas Deportivas, el cuerpo legal era la supuesta solución a los malos manejos que por años fue sometido el fútbol nacional por dirigentes inescrupulosos que se llevaron para la casa instituciones completas e hinchas complacientes que NADA hicieron por defender el patrimonio de los clubes. Sin embargo, esta evolución al corto andar demostró, como tantas veces en Chile, que el legislador había creado una ley que beneficiaba a grandes conglomerados empresariales y dejaba en la más absoluta indefensión a los socios que mantuvieron de pie a duras penas a sus equipos por años.

Así, gentileza de los lobbys realizados, el Poder Legislativo creó una ley que favoreciera a diversos grupos económicos SIN VINCULACIÓN ALGUNA CON EL FÚTBOL, en la creación de entidades regentadoras o gerenciadoras (azul - azul, blanco & negro, la joya del pacífico, etc.) las cuales se hacían de la concesión de un club determinado, por una cierta cantidad de años siendo los titulares de sus activos y pasivos. Junto con esto, para obtener una mayor ganancia en "favor de la institución" se les permitió a estas entidades la emisión de acciones transables en la bolsa de comercio con lo cual se prometía que cada hincha sería "efectivamente" dueño de una parte de su club. Conjuntamente estas entidades se harían cargo del aspecto institucional de cada cuadro dotándolos de una infrastructura digna, mejoras sustanciales en los planteles y logros en el plano deportivo. En el papel, la situación se veía esplendorosa, sin embargo ya al corto andar, demostraron que reemplazaron un mal menor por uno mayor.

El fundamento se encuentra principalmente en la figura de las sociedades anónimas deportivas (S.A.D) esta figura con una fin de lucro clarísimo a sido la más utilizada por los inversionistas puesto que prometía en una actividad tan rentable como el balonpie traer rápidos dividendos a las arcas de los clubes los cuales serían repartidos entre los accionistas. Si esta hipótesis se aplica en clubes como Universidad de Chile o Colo - Colo es más que segura las ganancias a obtener, basta mencionar las millonarias ventas que ha tenido el cuadro blanco durante la presente década o las recaudaciones que obtiene semanalmente el cuadro universitario laico pagando la entrada más cara en Chile (y parte de sudamérica) para crearse una visión acabada de lo señalado, pero ¿Que pasa en instituciones más pequeñas que no tienen ni la convocatoria ni los medios ni nada de los dos clubes señalados anteriormente?. Tomemos por ejemplo el caso de Magallanes, comandado por Alfonso Swett (ex dirigente e hincha furibundo de Universidad Católica) fue el primer club profesional en ser convertido en S.A.D, la promesa de grandes inversiones y un equipo profesional de lujo ilusionó a los esforzados hinchas del "manojito de claveles"(muchos deben recordar la soberbia frase de los inversionistas señalando que para el año 2006, Magallanes estaría disputando la final de la Copa Libertadores en su propio estadio) estas no fueron más que en una sarta de patrañas. En el año 2006 el equipo caravelero descendio a 3º división, ante esto, los empresarios haciendo un lavado de manos digno de Poncio Pilato señalaron en el estadio Municipal de La Florida (lugar donde Magallanes selló su suerte) que analizarían la situación para ver si era "rentable" seguir invirtiendo en el club, la asquerosa sangre fría con que actuó "el dirigente" contrastaba dramáticamente con los ancianos y jóvenes que lloraban al ver a su amado club condenado al fracaso (ha de entender el amable cibernauta que Magallanes es una verdadera leyenda del balonpie criollo, ya que fue uno de los forjadores del fútbol profesional y el primer tricampeón en estas lides, además es uno de los cuadros más pintorescos pues JUEGUE DONDE JUEGUE lo acompaña la famosa "Bandita de Magallanes" compuesto por personas de avanzada edad que concurren con sus nietos a alentar con bombos y platillos al cuadro del navegante) al corto tiempo los principales accionistas cumplieron en algo y abandonando al club a su suerte, el cual ha debido recurrir -literalmente- al mecenazgo para intentar volver a 2º división.

El caso mencionado no es el único, gracias a los "esfuerzo" de los inversionistas cuadros de menores pergaminos pero con cierto arraigo han cambiado su nombre e incluso desaparecieron para ser "refundados", Regional Atacama pasó a ser Deportes Copiapó, Deportes Arica es llamado San Marcos de Arica el caso más emblemático es el de Deportes Temuco, el cuadro de la IX Región pasó a ser Deportivo Temuco y en la actualidad milita en la 3º división local tras una campaña desastrosa (¿recuerdan la locura mediática con la llegada de Bonvallet como técnico del cuadro del Ñielol?) Adonde quiero llegar con esto. Es tal el desarraigo de estos negociantes que LES DA LO MISMO, tanto la tradición, el amor a la camiseta y por sobre todo el respeto a los socios e hinchada, porque para ellos el fin último es el negocio, a raíz de esto me pregunto ¿Cuál habrá sido la reacción de los viejos socios colocolinos al ver como principal accionista a Sebastián Piñera, reconocido hincha de Universidad Católica, proclamando a los 4 vientos que sólo le interesaba el bienestar del club y que el era uno más en la fanaticada blanca? ¿Cómo reaccionaron los hinchas azules, aquellos que resistieron el descenso y la malas épocas, cuando la la Universidad, luego de ufanarse y señalar que ellos velaban por la "gran tradición republicana que tiene la casa de Bello" y que estos "no se vendían", concedió con total beneplácito los logos, nombres y símbolos a cambio de un porcentaje suculento de ingresos prometido por Azul -Azul S.A? ¿De que forma soportaron la decepción los hinchas de Deportes Concepción al ser engañados por la concesionaria "León de Collao" quien prometió capitales y al final lo único que consiguió fue que desafectaran al cuadro lila del campeonato de clausura por falta de fondos?, ¿Que ha pasado con las promesas de infraestructura o construcción de estadios que muchas de estas entidades prometieron? Ahora mismo se construyen 5 nuevos recintos en el país de los cuales SÓLO 1 es por cuenta de privados (el estadio CAP de Huachipato) el resto son edificados con dineros fiscales en pos del Mundial Femenino Sub 20, y estos recintos irán en directo beneficio de 4 instituciones que son S.A.D (Coquimbo Unido, Audax Italiano, Ñublense y Deportivo Temuco) las que sin invertir un sólo peso han logrado obtener coliseos deportivos de primer nivel.

Con esto no quiero demonizar a las S.A, puesto que los sistemas no se aplican sólos, no es culpa de un modelo económico sino de las personas que lo utilizan, tampoco se puede culpar completamente al legislador pues este cuerpo legal también dota de una opción más exitosa y provada a nivel mundial como son los Fondos de Inversiones Deportivas (dos ejemplos claros de este modelo son Boca Juniors, el equipo más ganador del mundo y el Real Madrid, sin embargo las ganancias que estos arrojan son a largo plazo razón por la cual nuestros codiciosos empresarios desecharon de antemano la posibilidad de constituirlo), sino que más bien son responsabilidades compartidas, partiendo por el engatusamiento de la prensa futbolística poco especializada e ignota (encabezadas en esta oportunidad por Bianchi, Guarello y Schiappacasse) quienes señalaron que esta era LA solución para acabar con las vergüenzas del fútbol nuestro de cada día y lograr finalmente la "profesionalización de la actividad", del sector empresarial que vio la posibilidad cierta de un negocio pero por sobre todos, de NOSOTROS, los socios hinchas y fanáticos que no hicimos NADA por frenar la mala situación de nuestros clubes, que no luchamos lo suficiente para defender lo que era NUESTRO y que nos dejamos llevar por el canto de sirenas que auguraban un futuro mejor plagado de logros nacionales e internacionales. Al final el tiempo ha demostrado que hemos cambiado un mal mayor por sobre uno menor, no se sorprenda amable cibernauta si a su club el día de mañana le colocan el nombre de una bebida energética, cerveza o similar (como le paso al tradicional Sazlburgo de Austria que paso a ser el "Red Bull Salzburgo") que cambien los colores de su camiseta, que los jugadores de sus enconados rivales pasen a "reforzarlo" para obtener una mejor performance internacional (como pasa en México para la Copa Libertadores o Sudamericana) el equipo por su "baja rentabilidad" deba mudarse a otra zona del país para captar nuevos hinchas (como en la MLS estadounidense) o peor aún que su escuadra sea obligada a perder con otra que se encuentra mejor posicionada dentro del consorcio al cual pertenecen. Al final una pequeña reflexión, hace años atrás la Fiorentina quebró y tuvo que comenzar un periplo por la última división del calccio italiano, bajo otro nombre (Florencia F.C) sus hinchas, socios, dirigentes, empresarios desinteresados que amaban al club e incluso grandes figuras que pasaron por sus filas (Gabriel Omar Batistuta por ejemplo) lucharon por obtener nuevamente el nombre y el control del equipo, hoy en día, este esta en la 1º división italiana y siempre peleando por cosas grandes. Por eso amable cibernauta no deje que lo engañen con esto, cuide a su club, no permita que el interés de pocos mancille el amor y la pasión de muchos, puesto que para alguno de nosotros es tarde y ya sólo nos queda la resignación.

miércoles, 16 de julio de 2008

Partido Homenaje

Amables cibernautas:

Esta joyita la encontré en algún rato de ocio en viejo y querido youtube, se trata de nada más y nada menos que el partido amistoso disputado entre el Torino F.C y el C.A. River Plate (también conocido por aquellas épocas como "La Máquina de hacer Goles") como muestra de solidaridad ante la tragedia de Superga, el resultado del partido (empate a 2) y las palabras importan poco ante tamaña desgracia. Veanlo y emocionense,saludos totales.