lunes, 27 de octubre de 2008

La Guerra Sucia

Hace años atrás (si mal no me falla la memoria para el mundial de Francia `98) la selección española llegaba a tierras galas autoproclamándose como favorita para ganar la justa pelotera. Los españoles se catalogaron como los próximos campeones del mundo, Raúl, la gran estrella del seleccionado ibérico declaró que usaría la camiseta 10 para emular a Maradona y prácticamente nadie en ese plantel dudaba que pelearían la final de la competencia. No se sabe a ciencia cierta como cayó la prepotencia española en dos rivales directos (Nigeria y Bulgaria) lo que si se sabe es que entre tanta declaración desafortunada y sin asidero (hasta esa época, a nivel de selecciones España era siempre la "eterna promesa", se esperaba mucho de ellos pero al final no pasaba nada) le dedicaron palabras poco amables para el componente sudamericano del grupo y especialmente a su capitán, me refiero a la escuadra paraguaya y a un tal José Luis Félix Chilavert, señalando que ellos venían dispuestos a derrotar a esos indios y a su cacique. Como es común en estos casos, los paraguayos aguantaros callados la bravata española, esperando pacientemente el momento de la venganza, la cual llegó al corto andar pues la "furia roja" quedo eliminada tras una magra campaña en su grupo que arrojó como ganadores a Nigeria y Paraguay. Como era de esperarse, Chilavert remató a los españoles cuando estaban en el piso con sus declaraciones diciendo una verdad grande como la catedral de Notre Damme: "España siempre se cree favorita por que juega con selecciones como Malta, Chipre o Islas Faroe, se bajan del avión y los están aplaudiendo, sin embargo, si jugaran en Sudamérica te garantizo que jamás clasificarian para un mundial, allá se juega a muerte, tú te bajas del avión y ya te están puteando, que saben ellos de eso ellos..."

En los dichos anteriormente descritos, el ex capitán guaraní se queda corto, pues si usted amable cibernauta, ha vivido en sudamérica durante el período clasificatorio a un mundial, sabe de sobra que esto es una verdadera guerra. Si a la calidad de los rivales que disputan esta competencia se suma la pasión que despierta el deporte rey en nuestra América profunda y además las rencillas históricas de corte político - militar que generan un sinfín de chauvinismos o xenofobias tan propias de estos lados, tendrá un cóctel explosivo en sus manos, pues TODOS los países de este bello continente se tienen sangre en el ojo con algún vecino o similar. Pero vamos por parte, lo primero que se debe analizar es es el nivel de los países que juegan por uno de los cupos para concurrir al mundial respectivo, antiguamente existían representativos nacionales "paquetes", "quesos" o francamente malos, los cuales eran una comparsa dentro de este proceso, sin embargo, a partir de la década del `90, aquellos que marcaban el paso comenzaron a equiparar a los países de segundo orden y a las potencias sudaméricanas. La primera en experimentar este cambio fue la selección colombiana (o como les gusta llamarse a ellos, selección Colombia) que de ser un equipo goleado incansablemente por sus pares, comenzó a vivir desde principios de los años `80 una verdadera revolución de la mano del técnico Francisco "Pacho" Maturana y de jugadores tan grandes como Carlos Valderrama, Freddy Rincón, Anthony De Ávila y el mítico René Higuita, su punto culmine fue alcanzar la clasificación a los mundiales de Italia `90 (quizás uno de los mejores elencos que haya visto jugar en un mundial y que quedo desafortunadamente eliminado en octavos de final contra Camerún por el grosero error de Higuita ante Roger Milla) Estados Unidos `94 y Francia `98. Como era de esperarse, después de una generación tan brillante era lógico que el nivel bajara, sin embargo, quedo una escuela dejada en su país y sobre todo recuerdos imborrables para el amante del buen fútbol como aquella goleada de 5 a 0 que le propinó a Argentina en las clasificatorias para el mundial del `94. El ejemplo colombiano fue seguido por otros seleccionados como el boliviano (clasificó al mundial anteriormente señalado) el ecuatoriano (que ha clasificado para los mundiales de Corea - Japón 2002 y Alemania 2006) y en menor medida el venezolano que si bien es cierto aún no clasifica a una copa del mundo ha dejado de ser la "Cenicienta" latinoamericana para convertirse en una real amenaza. Si a estos países se les suman los demás integrantes del continente (Chile, Paraguay, Uruguay, Perú)y las dos grandes potencias futboleras (Argentina y Brasil) se tendrá una competencia durísima que lleva a pensar que las clasificatorias mundialistas jugadas en esta parte del mundo son las MÁS DIFÍCILES Y COMPETITIVAS del planeta fútbol, a modo de ejemplo; vea las posiciones y los puntos que separan al primero del quinto sembrado en la tabla y se dará cuenta que bastarían dos derrotas (y otros resultados favorables) para que los uruguayos (5º) alcanzaran a los paraguayos (1º) en la punta de esta competencia.

A lo expresado, se debe añadir el segundo factor, que se debe a una situación de inestabilidad socio - político de nuestra América morena, la cual no es más que un conjunto de odios heredados y fomentados por los dirigentes y dictadorcillos de turno para evadir sus responsabilidades como gobernantes y culpar a cualquier país vecino de sus problemas internos en orden económico o social (siendo que su ineficiencia en el 99.9% de los casos es la responsable de aquellas situaciones) Lo cierto es que, la estrategia a funcionado y así en aproximadamente 200 años de vida independiente, las diversas naciones que componen nuestro continente no han logrado saldar sus diferencias del pasado y las animadversidades siguen en el interior de cada pueblo, saliendo a flote cualquier conflicto bélico, limítrofe, reivindicacionista o el que se le venga a la cabeza del "populus" que hayan vivido durante los últimos siglos. Como las oportunidades para demostrar el odio son pocas, la mejor válvula que tienen es el fútbol, convirtiendo muchas veces las contiendas deportivas en "asuntos de Estado" en donde esta en juego el honor de la patria. Tomemos por ejemplo, un partido entre las selecciones peruanas y chilenas (en cualquiera de sus categorías y más aún, por algo tan trascendente como ir a un mundial) si este se juega en Lima lo más seguro que le ocurra a "La Roja" es: Bajarse del avión, recorrer la distancia entre éste y la sección de embarque a pie, recibir toda la gama de garabatos, diatribas o puteadas existentes conjuntamente con frutas de la estación, pilas doble A y escupitajos varios. A continuación tendrán un tour de un par de horas en el bus (es muy común que al señor conductor se le "olvide" el recorrido del aeropuerto al hotel) para luego sufrir durante toda una noche un concierto de bocinazos, gritos y uno que otro instrumento de percusión (más las ya consabidas puteadas) que le impidan a los "crack" conciliar un sueño reparador. Camino al estadio para el partido la cosa se pone aún peor, a los ya consabidos proyectiles (sólidos o líquidos) se suman los zamarreos que conllevan conatos surtidos entre futbolistas, cuerpo técnico y público en general, de ahí en más todo se torna más dantesco pues a pesar de lo conocida que es la buena infraestructura de estadios en Perú, estos cada vez que las ofician de local contra Chile los llevan al Estadio Nacional de Lima, un recinto sumamente peligroso para futbolistas y público en general (el 27 de mayo de 1964 en un partido válido para la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio, fallecieron 300 personas a causa de los graves desmanes que ocurrieron entre el público y la policía producto a un gol que se le anuló al seleccionado peruano contra su par de argentina y el cual habría sido el empate de este partido) y que por lo general tiene la bandera tricolor sin la estrella solitaria izada en un mástil. Es tal esta inseguridad que el recinto goza de una "particularidad" más que especial; el camarín de las visitas (y por ende el otorgado a la roja) da hacia la calle por lo que el plantel debe cambiarse de ropa y ducharse en punta de codos para evitar los proyectiles. Si usted amable cibernauta piensa que el relato de los hechos es muy exagerado o en último caso parcial, espere a leer lo que pasa en esta angosta y larga franja de tierra, pues en el país donde "Se quiere al amigo cuando es forastero" la cosa es tan horrible como en Perú pues, aparte de las vejaciones que sufren a diario los inmigrantes de esta nacionalidad en nuestro suelo, deben soportar burlas de carácter xenófobo y que buscan enrostrarle el triunfo en conflictos bélicos añejos como la Guerra contra la Confederación Perú - Boliviana o la del Pacífico, a modo de ejemplo; para la clasificatoria a Francia `98 una de las canciones más recurrentes en el recordado 4-0 con que ganó Chile fue una que hacía referencia al hecho que le habíamos quitado el norte, el navío "Huáscar" y que aparte les quitaríamos los pasajes a la cita gala. A esto se agrega la ordinariez constante por parte de la parcialidad chilena cada vez que tocan el himno nacional peruano (y en realidad TODOS los himnos de países limítrofes, con predilección del mencionado y el argentino) el cual ante sus primeros acordes provoca una rechifla infernal, sin ir más lejos en todos mis años (muchos) de estadio no creo recordar una silbatina que me provocara un dolor de oídos como la que recibió el seleccionado incaico el día del ya comentado partido con miras a Francia `98. Quizás no existe tanta violencia física ni se llegue a ese nivel de agresiones, pero el vejamen psicológico que sufren jugadores, cuerpo técnico y por sobre todo los miles de inmigrantes que se encuentran en nuestra nación es totalmente injustificada pues - y con una mano en el corazón - NADIE en su sano juicio puede ostentar superioridad por un color de piel o una nacionalidad y MENOS en nuestro mestizo continente.

Lamentablemente, lo descrito no es sólo un "privilegio" de los mencionados países sino que se hace extensivo al resto de este polvorín pelotero llamado Sudamérica. Países tan bellos y con gente tan amable son transformados en hordas de energúmenos chauvinistas sin ningún tipo de respeto o consideración por el prójimo de otro país, así los paraguayos convierten cada partido con Argentina en una rememoranza de sus conflictos, los bolivianos contra la misma selección chilena por sus problemas marítimos, para que decir el caso de urguayos y brasileños, ecuatorianos y peruanos, venezolanos y colombianos y el mayor de todos (por la extensión de ambos países y por el liderato histórico que han detentado en el continente) los mencionados pentacampeones del mundo y Argentina. La falta de criterio (o derechamente ordinariez, si prefiere llamarlo así) junto con una ansiedad desmedida de triunfo lleva al extremo lo que se conoce como "picardía futbolística", en donde el esfuerzo mancomunado de dirigentes, cuerpos técnicos, jugadores e incluso en ocasiones, políticos o dirigentes de casa país alcanza ribetes grotescos, sino ¿como se puede explicar lo hecho por los uruguayos cuando tuvieron que definir su paso en repechaje contra Australia con miras al mundial de Corea - Japón 2002, en donde insultaron y denostaron a la selección oceánica con la venía de la autoridad policíaca y administrativa? (trámites excesivamente largos en el aeropuerto, cortes de tránsito injustificados y un lago etcétera)

Además de los apremios físicos y psicológicos que afectan a los futbolistas y cuerpos técnicos rivales está el daño colateral que se provoca con tal de obtener la victoria, sino, que le pregunten al juez argentino Sergio Pezzotta, quien se vio involucrado en un escándalo sexual promovido por la Asociación Uruguaya de Fútbol que habría contratado a una prostituta para brindarle toda clase de placeres sexuales al referí a cambio de favorecer a "La Celeste" ante Chile por las actuales eliminatorias o el conflicto que provocaron los argentinos ante su inminente derrota contra Bolivia por las clasificatorias a Francia `98 (la cual tuvo como principal actor al arquero Ignacio González quien, coincidentemente, terminó su carrera de forma conflictiva al golpear a un árbitro jugando por la Unión Española) que dejo a más de un periodista o policía altiplánico lesionado, o la más vil de todas, el engaño que realizaron jugadores de la selección chilena aquel fatídico 03 de septiembre del año 1989 por las eliminatorias a Italia `90 en el estadio Maracaná cuando (luego de que el "Cóndor" Rojas fingiera un corte a causa de una bengala) la roja se retiro damnificando a toda una generación de futbolistas y por sobre todo a un país completo al que se le negó la posibilidad de disputar a lo menos las clasificatorias para el mundial de Estados Unidos `94. Lamentablemente, mientras sudamérica sea esta amalgama de patrioterismos malentendidos, resentimientos añejos y cuna de esa "viveza", avalada por algunos cuando lo realizan sus seleccionados, pero fieramente condenada cuando la sufren (sino, vea Fox Sport y logrará entender lo que digo) se seguirán abriendo viejas heridas cada vez que una pelotita ruede por los pastos de nuestro continente.

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