martes, 28 de agosto de 2007

Los Chicos (2º Parte)


Minuto 1`: Ni los ruegos, plegarias o mantra alguno pudo frenar el frío que comenzó a atacar inclemente a los estoicos hinchas de ambos clubes, un roció odioso y molesto empeñaba mis lentes mientras en la cancha los jugadores prodigaban hacer pie en una superficie cuyo pasto estaba lleno de hoyos y champas sueltas que convierten al balón en un verdadero conejo. La gente trataba de arrimarse entre si, las mujeres del coche sacaban a ratos al bebe (ataviado obviamente con los colores rojos de Ñublense) para que disfrutara del juego, una chica poco agraciada veía el partido cigarro en boca animando estruendosamente a sus jugadores y la pequeña "barra brava" del cuadro de Chillán no paraba de cantar haciendo callar los instrumentos del cuadro de colonia. Pedro por su parte se esmeraba en aleccionarme más acerca de las venturas y desventuras de su cuadro, curtido y compuesto en su base por los jugadores venidos de la 2º división que incluso cuenta entre sus filas con un norteamericano(Chase Hilgenbrinck) apodado cariñosamente "huaso". El partido se tornaba cada vez mas lento y trabado, sin que ninguno de los rivales mostrara una clara superioridad ante el otro, diente con diente y cigarro en mano para capear el mal tiempo seguíamos con mi socio las escasas acciones del juego, los comensales de más abajo tomaban bebida y comían su pan a destajo mientras se dedicaban a tirar talla tras talla en contra del elenco local, sus hinchas y de sus propios jugadores que no encontraban la forma de romper el cero. Un hombre se nos acercó a pedirnos fuego y en agradecimiento comenzó a relatarnos historias de su tierra chillaneja, ante tamaña conversación el padre de Pedro se sumó dejando de lado por unos instantes el partido perdiéndose en la conversación, los recuerdos que vinieron a su mente y los resultados de la fecha en el oído. Así, moviendo las extremidades frenéticamente y recibiendo la fría llovizna que caía se fue el primer tiempo a la espera que durante la segunda fracción llegarán los goles.

Entre tiempo: Mi vista y la de los hinchas que nos rodeaban se posó en un sólo lugar; el pequeño puesto de sandwich y bebidas todos esperanzados en ver aquel termo plateado que trae el "ricafé" aguado, caro, pero tan salvador en estas jornadas invernales de fútbol. Apiñados todos delante del puesto descubrimos con cierto desagrado que tan sólo tenían bebidas heladas (más que la misma tarde) y los eternos panes con jamón-palta que son un verdadero espejismo (para los amables cibernáutas de otras latitudes, estos panes en su interior contienen una pizca de palta más un delgado y pequeño trozo de jamón los cuales -literalmente- decoran los bordes del pan haciendo pensar en un verdadero manjar)Ante mi consulta, el vendedor atinó a decirme que, para tomar un café tendría que dar la vuelta completa al estadio, pedir permiso al boletero para que me dejaran entrar al sector de marquesina y recién ahí, ver si por algún azar divino quedaba algún vaso con el cálido estimulante. Refunfuñando, busque a mi amigo quien estaba en una divertida conversación con un profesor que tuvo en el colegio con quien acordaba ir a los faldeos cordilleranos para ver a los "Diablos Rojos" contra la Universidad Católica, así el ambiente tras las aposentadurías era similar a esas reuniones de colegio donde se entregan notas, con la única diferencia que el nervio ahora se debía a a lo magro del resultado. Ad portas de reanudar el pleito, las incontenibles ganas de ir al baño fueron superiores, sin embargo, mi sorpresa fue mayor cuando descubrí (junto con una decena de fanáticos) que una enorme cadena impedía el paso hacia estos y que la solución tercermundista, como se acostumbra en el fútbol nuestro de cada día, era arrimarse al pequeño muro de lo que alguna vez intentó ser...bueno...cualquier cosa que la imaginación humana pudiera inventar y comenzar a descargar la vegiga tratando de seguir la dirección del viento para no estropear los pantalones.

Segundo Tiempo: Sin poder lavarme las manos (contradiciendo cualquier norma establecida por la Organización Mundial de la Salud y entes afines)volví donde estábamos ubicados. Producto al frío y a la incomodidad propia que tiene el cemento en los huesos del ser humano permanecí de pie al lado de mi socio viendo como el "huaso" Hilgenbrinck no podía frenar los constantes descuelgues que se producían por su banda. Los comensales de más abajo seguían con sus panes cada vez más apetecibles a esa hora de la tarde mientras que la chica poco agraciada sacaba uno y otro cigarro sin dejar de mirar hacia donde nos encontrábamos tratando de captar nuestra atención (cabe hacer la aclaración que tanto Pedro como yo no somos un par de adonis para ser observados, pero extrañamente la chica en cuestión tenia una rara facinación/fijación con estos galanos caballeros) con todo, el partido ganaba en vértigo no precisamente por una mejora sustancial en el juego, sino que más bien por los constantes errores cometidos por ambos equipos. Sin embargo, al minuto 67`tras una muy buena jugada de Jara cerca del área rival,Marcos Millape remata a portería siendo contenido a medias por el meta de colonia, lo que aprovecha el mismo Millape para enviar el balón al fondo de las mallas. 1- 0, todo se tornaba rojo y se desataba la fiesta en el pequeño reducto de La Cisterna, el padre de Pedro olvidó por un segundo su radio y audifonos y se abrazaba eufórico al desconocido chillanejo del primer tiempo, las mujeres del coche sacaron al bebe para que este contemplara la celebración tanto fuera como dentro de la cancha y Pedro con los ojos cerrados y los puños en alto gritaba hasta quedar disfónico.Con los gritos de la "barrabrava" de Ñublense señalando que eran locales ahí,en la propia casa del cuadro de Palestino, se reanudo el juego, con el cuadro de colonia volcado en campo contrario, así el equipo de Chillan perdió la brújula y apostó a alguna patriada de sus delanteros en el contragolpe o bien a algún tipo de intervención de la naturaleza (algo similar al diluvio universal) para que acabara el partido. Los cigarros cada vez se consumían más rápido y hasta los tipos del pan con mortadela habían cesado de las bromas, mi socio miraba compulsivamente su reloj para ver si avanzaban más rápido los minutos rogando a todas las deidades existentes que todo terminara pronto, sin embargo ellas hicieron oídos sordos pues al minuto 78` el delantero Juan Pablo Úbeda (una de aquellas "eternas promesas" del fútbol chileno que se dejó seducir por la farandulilla nacional) aprovecha el espacio dejado por un craso error de la retaguardia roja rematando violentamente al arco de Aceval.En el afán de querer evitar el gol, el defensa chillanejo Jorge Alvarado impulsó el balón en su propio arco decretando así la paridad. Los instrumentos arábes resonaron con fuerza en la tribuna contraria haciendo saltar rítmicamente a los hinchas del local, mientras que la desolación recorrió a los adeptos del cuadro de la VIII región, en la cancha ambos cuadros se resignaron(incluidos técnicos,reservas, paramédicos, informantes de cancha, arbitro y guardalineas) con el resultado para poder así dar fin a aquella tortuosa y gélida tarde invernal. Con las nubes amenazantes y los tímidos rayos del sol alejándose se dio fin al encuentro que dejo medianamente satisfechos a locales y visitantes, los personajes que ya estaban perdidos en mis recuerdos de niñez se marchaban para volver a rencontrarse nuevamente bajo sus banderas mientras que yo,dejando ese proyecto de lo que quizo ser alguna vez estadio agradecía la invitación a mi socio prometiendo que en alguna ocasión lo acompañaría nuevamente (siempre claro... que no fuera contra el equipo de mis amores)

Epílogo: Cerca de las 18:50 horas desciendo del auto de mi socio en una esquina cercana a mi casa, el frío que ya no se hace tan insoportable, me permite contemplar la cordillera nevada y majestuosa. Así, como despertando de un sueño cargado de nostalgia recordé de golpe que mi equipo jugaba a las 19:00 fuera de Santiago, apure el tranco y cambiando radicalmente mi humor (en esa extraña bipolaridad que caracteriza al amante del balón) me hice el ánimo de tener aguantar 90 minutos de angustia a través de una radio.

viernes, 17 de agosto de 2007

Los Chicos (1º Parte)


Prólogo:

Día miércoles 15 de agosto, 14:00 horas. Recibo el llamado de Pedro para ir al estadio Municipal de la Cisterna. Para quien no lo conozca, Pedrote, al margen de ser un amigo y asiduo lector de esta humilde ventana internetera es EL hincha más fanático del equipo de Ñublense de Chillán que haya conocido en mi vida. Para los amables cibernautas que visitan esta página desde otras latitudes, les explicaré que Chillan es una ciudad ubicada en la VIII Región del país al sur de Santiago (para más detalles o planificación de futuras vacaciones en esa zona, revise su mapa o consulte Google earth) cuyo equipo profesional volvió a la primera división del fútbol chileno tras 25 años de estar deambulando entre la 2º y 3º división del balónpie local. Con estos antecedentes, es fácil comprender que alguien como Pedro, que ha visitado estadios/potreros de todo el sur (e incluso norte del país) haya renovado su compromiso de estar con el equipo donde juegue. Cabe hacer notar que por los avatares estudiantiles él tuvo que emigrar de su natal Chillán a la capital, por lo que las posibilidades de ver a sus "Diablos Rojos" jugando de local son escasas. Por esta razón Pedro ha estado en cada uno de los compromisos que ha enfrentado su escuadra en Santiago, rompiéndose la garganta y gozando (más allá del resultado)con ver a su equipo representando a su ciudad en el verde pasto del profesionalismo.

1- El Viaje:

15:00 aproximadamente: Espero a Pedro en una intersección aledaña a mi casa, el frio empieza a mellar mis ropas y me comienzo a putear por haber salido tan desabrigado, me repito constantemente cual mantra que no importa, que esta a punto de salir el sol. Las divagaciones se interrumpen por varios bocinazos continuos, Pedro, enfundado en su polera roja en compañía de su padre (el otro gran fanático que he conocido de Ñublense) me llaman para que me suba al auto. Luego de los saludos de rigor, mi socio recomienda que corra las banderas que lo han acompañado durante esta campaña para un lado y que deje todos los artículos/cábala a un costado (entre ellos una mini-camiseta traída directamente de la zona de Chillán) me dice casí con fervor religioso que estos partidos consecutivos en Santiago son 6 puntos (al domingo siguiente se enfrentaban a U. Católica en San Carlos de Apoquindo) que no se podía perder el trabajo hecho durante el año y que estos puntos eran vitales para mantener la esperanza de agarrar un cupo a la libertadores. De fondo, "Al Aire Libre" en Cooperativa, da los resultados y previa de los demás encuentros a disputarse, mientras nosotros divagamos acerca de las canchas que conocemos y donde hemos visto a los respectivos equipos de nuestros amores, las hazañas peloteras de los cuadros y del presente de cada uno de los equipos. Sin darnos cuenta estamos en el estadio, un recinto pequeño dejado casi al libre albedrío por dirigentes ineficientes y faltos de visión, es en este pobre reducto donde hace las veces de local el cuadro de Palestino de rico pasado futbolistico en el país (fue este el club que repatrió a uno de los más grandes del fútbol chileno; Don Elías Figueroa), además de ser el ÚNICO equipo en el mundo que representa los colores de la Nación Palestina,en su momento fue la base de ésta selección nacional. Por estos hechos, el canal de noticias Al Yazira (o Al Jazeera)le realizó un extenso reportaje hace un par de años atrás, mediante el cual, los regentes de la sociedad anónima cruzaban los dedos y oraban a Alá para poder conseguir recursos a las alicaídas arcas del club, hecho que finalmente no aconteció. La entrada a este recinto fue caótica al parecer los boleteros y encargados de la venta de entradas se vieron sobrepasados por la cantidad de gente que llegó ese día a la cancha (yo también, debo reconocerlo)Mi socio, por su parte trataba de mantener esa calma extraña que uno tiene cuando sabe que esta atrasado en algo demasiado importante, sin embargo, logramos entrar hasta las murallas mismas del estadio, estacionar rápidamente el auto y correr a través de montículos de tierra y malezas para llegar a acomodarnos a esos preciosos asientos de cemento (si, el amable cibernauta leyó bien, cemento, ninguna normativa FIFA y peor aún, Médica permitiría que un ser humano soportara 90 minutos con su humanidad postrada en esos asientos por los daños y secuelas que podría sufrir la espalda) para esperar el pitazo inicial.

2- Minuto 0`:

15:30 horas aproximadamente: Soy hincha de un equipo grande del país (el cual no señalare más que nada para evitar cualquier recordatorio que el lector de esta página quiera hacer sobre mi progenitora, sin embargo, a los más avezados les doy una pista es de Santiago y hace las veces de local en los antiguos Campos de Sports o de Marte, el que sabe ...sabe) pero tengo esa nostalgia común en mucho hinchas que crecieron durante los 80 y principios de los 90, esa cosa rica y familiar que poseía ir a la cancha, las rifas de pelotas, las "banditas" de hinchas, los verdaderos picnics que se formaban en las gradas e incluso hasta de los cánticos fomes que tenían solamente como intención apoyar a tu equipo (y no dedicarte única y exclusivamente a insultar al rival con la mayor gama de escatología existente como sucede en estas épocas)por eso, lo primero que me llamo la atención al entrar al estadio fue la familiaridad con que se encontraba el hincha de Ñublense, gente tomando bebida y haciendo panes con mortadela, riendo y saludando a las mismas caras que vienen desde el ascenso siguiendo al equipo, señoras con coches y sus respectivos bebes capeando el frío con chalones, chicas (si y bastantes)hablando con naturalidad sobre las capacidades de su elenco y al frente, la barra de Palestino tocando sus instrumentos típicos gritando sin cesar el nombre del cuadro de colonia. A pesar del agrado que me causaba, debía dejar aquel bello cuadro para concentrarme en el juego que acababa de ser iniciado, mi amigo Pedro tomó con fuerza su bandera comenzo a gritar como enajenado mientras que su padre saco lo más cercano a esas viejas radios a transistores que visto en años (aquellas mismas con audifonos blancos monofónicos) para escuchar los otros resultados. No había duda, era como estar de nuevo en la infancia....(continuará)

martes, 7 de agosto de 2007

Another one bite the dust


Todo hincha, de aquellos bien nacidos y con el corazón en forma de pelota tiene la esperanza de ver a su escuadra ganadora, consagrada en lo más alto de un torneo, o bien ser campeones en alguna de las diversas competencias que tenga en un año calendario. Es así como secretamente y semana a semana renueva el compromiso constante de ver a sus colores en cualquier estadio, cancha o potrero donde este juegue, en pos de alcanzar ese afán tan loable y noble como es la victoria. Sin embargo, existe un sentimiento, o mejor dicho un gran resentimiento por parte de todos los amantes de alguna camiseta, algo oculto que se enraiza en las entrañas de cualquier pelotero...

Ver al archirrival, al enemigo máximo caído royendo el amargo sabor de la derrota.

Así es como la felicidad del hincha furibundo esta completa, no hay bocado más sabroso que el de la venganza deportiva, ver a tu equipo en la cúspide, ser el mejor mientras que tú clásico rival se revuelca en el barro perdiendo una y otra vez, incluso hasta llevarlo al descenso de categoría. Es que esta perversión tiene su asidero en que el fanático que se desgarra la garganta todos los fines de semana, desea enrostrarle al "enemigo" la calidad de sus jugadores, su entrega a la camiseta, la buena plana directiva que lo compone, la calidad de sus hinchas e incluso en ocasiones se da el lujo de dar recetas para que el archirrival pueda surgir y dejar tan amargos derroteros.

Pero, ¿que pasa con el reverso de la moneda? si bien es cierto generalmente se ve la parte del ganador (que es la importante, puesto que es aquella que entra en las estadísticas por mucho que estas al momento de la verdad no jueguen) existe siempre un gran perjudicado, que es el hincha del equipo contrario, el antagonista por excelencia. Resulta pues, amable cibernáuta, que este hombre se convierte en un verdadero mártir pelotero cuyo calvario revive semanalmente ya sea en la cancha misma observando el magro desempeño de su equipo, en su lugar de trabajo, café (con o sin piernas), cuchitril de mala muerte, almuerzo familiar y en lugar alguno donde tenga amigos o conocidos de la contra triunfadora. Por esto, junto con sufrir una merma sensible a su autoestima, comienza a desarrollar cierta intolerancia a su medio ambiente (léase la "iñora", los niños, los colegas y en general, el mundo), sufre de depresiones continuas y constantes y lo que es peor, llega a desarrollar en su psique ciertos rasgos paranoides que le impulsan a vivir pegado al walkman en el estadio (para los más antiguos, la radio a transistores portátil) o con el control remoto en casa, esperando el tropiezo o de frentón una caída que empañe tanta gloria obtenida por el enconado rival. En definitiva, al sufrir las magras campañas de su equipo, al ver como se desbandan fecha tras fecha y el pozo creado por jugadores, cuerpo técnico y directivos es cada vez mas amplio, concentra todas sus energías, ruega al cielo y pone a los santos de cabeza para que ellos, aquel némesis perverso no logre sus objetivos, no importándole quien gane que partido o torneo...MIENTRAS NO SEAN ELLOS.

Lo que parece descabellado para un hombre medio medianamente normal, esta plenamente justificado por el amante del fútbol, ya lo dijo bien años atrás José María Aguilar, Presidente de River Plate quien, ante la seguidilla de títulos obtenidos por Boca Jrs. señalo a la prensa que ya no podía tener (sostener) relaciones sexuales puesto que ver al cuadro xeneise ganándolo todo mientras ellos se sumían en derrota tras derrota, le impedían tener una vida sexual armoniosa. Este caso no es el único, así se puede ver como los hinchas del Real Madrid tuvieron que comerse sus millones de dólares y constelación de astros (léase galácticos) para ver como el Barcelona de la mano de dos jugadores despreciados por el cuadro merengue (Ronaldiño y E`to) campeonaban por toda Europa. O la triste vida que llevaron por más de 15 años los hinchas del Ínter de Milán quienes veían como se les escapaban títulos nacionales en el último minuto mientras el cuadro rossonero (y compañero de estadio) del A.C. Milán no paraba de ganar. Peor son los casos de Racing Club de Avellaneda y Newells`Old Boys de Rosario, el primero fue condenado al descenso (año 1983) en su propia cancha a manos de Independiente perdiendo con un gol anotado en los últimos minutos por el mayor ídolo del equipo rojo: Ricardo "bocha" Bochini. El segundo, en cambio desde el año 1971 ha tenido que sufrir las constantes molestias por parte de la hinchada de Rosario Central, pues, todos los 19 de diciembre de cada año los "canallas" llevan a cabo la celebración del gol que Aldo Pedro Poy (recreando la famosa palomita con el mencionado) le convirtió al cuadro "leproso"y que de paso, le otorgó boletos a la final del campeonato que a la postre ganaría el cuadro de Central.

La situación del flagelo mental o vía crucis sostenido que debe enfrentar el hincha del equipo que no gana y ve como el pasto esta más verde en el patio del lado se grafica a la perfección en el libro "Manchester United Ruined My Life", escrito por Colin Shindler, quien pasa de ver a su equipo (el Manchester City) como campeón de la liga inglesa a un cuadro sumido en una espiral descendente, mientras el archirrival el "United" comienza a renacer de las cenizas que quedaron luego del accidente aéreo sufrido por sus jugadores y el descenso a la 2º división que tuvieron que enfrentar. A lo largo de sus páginas, se ve como el adolescente rabioso da lugar al hombre rencoroso que atribuye una parte importante de sus fracasos a nivel personal a la existencia del equipo que hace de local en Old Trafford, y que a medida que los éxitos deportivos y financieros llenan al mencionado, su club se hunde aún más en los pantanos del ascenso. Así, la meta en la vida de este hincha toma un rumbo exclusivo el cual busca ver algún día a su club nuevamente en 1º división y si, la suerte le acompaña, ver destruido todo lo que tenga relación al equipo rival, para sentir aunque sea por un torneo o campeonato, ese sabor de la dulce venganza.