viernes, 21 de marzo de 2008

La Alegría del Pueblo




Aquel 20 de enero de 1983, Río de Janeiro amaneció sin música, sin su carnaval habitual ni la alegría carioca que los caracteriza,las playas parecían una triste postal y el llanto de una ciudad sobrepasaba las sonrisas habituales de un país. Aquel día aciago, Manuel Francisco Dos Santos, dejaba el mundo de los vivos por una cirrosis, solo y tan pobre como su entorno. Aquel día no sólo murió un hombre, murió la genial irresponsabilidad dentro de un campo de juego, el amague sorpresa, el lenguaje secreto con la pelota y él romanticismo de una época que ya se fue. Aquel día, falleció Garrincha, la alegría del pueblo y desde su partida el fútbol jamás fue el mismo.

Garrincha era uno de aquellos paradigmas hermosos que tiene el balonpie, parte de extraña ilógica que posee la pasión de multitudes, esa que no permite explicar como un ser humano intelectualmente limítrofe, con una escoliosis grave, una poliomielitis mal tratada y ambas piernas torcidas (con una 6 cms más larga que la otra) llega a ser el mejor puntero derecho de todos los tiempos. Su apodo mismo lo retrataba de cuerpo completo, un verdadero pajarito inútil, poco apto para todo, feo e incapaz para subsistir en un medio cruel, descartado para cualquier tipo de actividad (física o intelectual) tenía como único camino el dedicarse a ser un vago o a desempeñarse en algún trabajo menor. Sin embargo, y tal como lo hizo en su existencia, Mané Garrincha le hizo un amague a la vida, enganchó por dentro y salió por fuera, convirtiéndose en ídolo de multitudes y prisionero de sus propias limitaciones.

Desde pequeño se pudo apreciar lo que seria el destino de Mané, una infancia dura marcada por el sesgo que la sociedad colocó sobre sus hombros, pero que el encaraba con esa ingenuidad del que no sabe nada y que lo quiere todo. Así desde pequeño, entre sus vicios y placeres (empezó a fumar a los 10 años) comenzó a trabajar en lo que fuera y pudiera mientras se divertía, cazando, pescando, teniendo sexo con cuanta mujer se le cruzara en el camino, pero por sobre todo haciendo malabares con la pelota, acariciándola y teniendo ese contacto que sólo los cracks pueden entablar con ella, sin tener ningún tipo de ataduras y restándole importancia a una vida que de por si podía ser aún más dura. Comenzó jugando en el equipo de la empresa textil donde trabajaba, ahí sus compañeros sólo atinaban a cerrar la boca cada vez que Mané pasaba a su lado lleno de filigranas y regates. Al corto tiempo se corrió la voz en el mundo futbolistico y todos los clubes de Rio quisieron tener entre sus filas a este paradigma de la naturaleza, sin embargo, Garrincha no le importaba mayormente lo que tuviera relación con el "profesionalismo" del fútbol (reza la leyenda que era tal su desidia que el día que Brasil disputaba la final del mundial de 1950 contra Uruguay prefirió irse a pescar antes que escuchar el partido) y con la displicencia que lo caracterizaba realizó un periplo por diversas instituciones sin mayor éxito. Vasco da Gama lo dejó partir por ir sin zapatos, del Fluminense se fue antes de terminar la práctica para alcanzar el tren, así a los 19 años, cuando su tiempo como promesa expiraba, el Botafogo lo ficho entre sus filas, la apuesta sobre el díscolo puntero no fue en vano; 609 partidos, 252 goles y 14 títulos, el humilde club de Río jamás repitió la gloria que tuvo mientras Mané estuvo haciendo estragos por la banda derecha.

Poco tiempo paso para que Mane fuera pedido en la "verdeamarella" aún destrozada anímicamente por el Maracanazo, la gente del Botafogo y cualquier amante del futbol quería ver a ese hombre que semana a semana llenaba canchas, sin embargo, las mentes brillantes que siempre han empañado el juego con teorías y tácticas impedían su llegada. El psicólogo del seleccionado brasileño Joao de Carvalahaes, declaraba a los cuatro vientos que Garrincha era "un débil mental no apto para desenvolverse en un juego colectivo". Con la presión del medio y la negativa de los especialistas el técnico de Brasil, Vicente Feola, reticente de este personaje, lo probó en un par de partidos, Mané no decepcionó, se comió la banda derecha sin dejar a nadie más jugar con el esférico. En un partido amistoso contra la Fiorentina y como era habitual, se sacó a 3 defensas, al arquero, al defensa que custodiaba la linea del arco (al cual de tanto amague a centímetros de él lo hizo estrellarse en el vertical) y nuevamente al arquero a quien batió haciéndole un hoyito, con esta acción se ganó la ovación de todo el estadio y de la ciudad de Florencia quienes se maravillaron ante tal prodigio. Sin importar estos antecedentes, Feola lo dejó sentado en el banco de suplentes con un joven de 17 años apodado Pelé durante los dos primeros partidos del Mundial de 1958, fueron sus compañeros de selección (encabezados por Nilton Santos) quienes forzaron al técnico a incluir a estos dos fenómenos, ellos, al parecer sabían más que el técnico pues Brasil se convirtió en una escuadra imbatible en lo que resto de torneo.

Bien lo supieron los sovieticos quienes acostumbrados a la marca al hombre se volvieron locos tratando de detener a Mané, a tal punto llego su desesperación que apiñaron más y más jugadores en el costado izquierdo de la cancha sin obtener resultado alguno. Garrincha hacia y deshacía por su costado desbordando a todo jugador de la URSS se le cruzara, ellos, con toda su superioridad física e intelectual no podían parar a un rengo bajito y casí desnutrido. Junto a Pele, el "Scratch" convirtió el campeonato de Suecia 58 en un monólogo y se llevo a casa la primera de las Jules Rimet que obtuvieron derrotando a anfitrión por 5 a 2. Mientras la algarabía se desataba en el plantel brasileñoel día de la coronación, Garrincha observaba desde lejos sin hacer mayor escándalo, ya que no entendía por que era el alboroto, así se acercó al técnico y con su habitual inocencia le pregunto: "Maestro ¿porqué celebramos?" ante lo dicho Feola lo increpó y le señalo que habían ganado el campeonato del mundo, sin embargo esto no inmuto a Mané quien sólo respondió "que raro este campeonato...jugamos seis partidos, no hay otra rueda...Y salimos campeones"

Brasil era una fiesta, atrás quedaba el amargo recuerdo del Maracanazo, los futbolistas de ese plantel pasaron a ser héroes nacionales con Garrincha y Pelé como máximas estrellas, la prensa ávida de noticias seguía a los cracks en busca de cualquier nota y Mané fue su blanco favorito, no por su acabada visión del juego precisamente, sino para festinar con sus limitaciones. Así al ser consultado cual fue la ciudad que más le gusto de Europa dijo "Aquella donde se cayó Zagalo..." (Roma) o al preguntarle que monumento le gusto más dijo "Una iglesia grande con hartos curas..." (por el Vaticano). Afortunadamente, siempre a su lado se encontraba Nilton Santos, central de Botafogo y de la selección, pero por sobre todo compadre de Garrincha quien lo "provocaba" para que rindiera más en la cancha (reza la leyenda que Nilton Santos, para desnivelar los partidos, se acercaba a Garrincha y lo calentaba al decirle que cierto jugador de la defensa contraria lo había tratado de impotente o gay...por lo que, con posterioridad el crack volvía loco al zaguero de turno desbordándolo una y otra vez) y lo protegía de los desaciertos que cometía frente a los micrófonos. Para todas las entrevistas, el bueno de Nilton se quedaba a un costado de Mané para evitar que este cayera en sus típicos errores, soplándole las respuestas y en más de una oportunidad, dándole fin anticipado a las notas.

A pesar de su ayuda, Santos no podía - ni nadie en realidad - orientarlo todo el tiempo, por esto Mané cayó víctima en innumerables ocasiones de engaños de inescrupulosos que disminuyeron sus ganancias y patrimonio (En Suecia, y después de ganar el mundial, Garrincha adquirió una radio con tecnología de punta para la época la cual llevo a su natal Río, ahí un "amigo" envidioso le espeto a Mané que como podía ser tan tonto al comprar una radio que sólo le transmitiría en sueco y que no le serviría, el crack le encontro la razón al tipo por lo que, con su desprendimiento habitual y en agradecimiento...le regaló la radio) pero por sobre todo por sus propias debilidades, Garrincha se hizo dueño de la noche de Río, se convirtió en su hijo consentido, fue ahí donde dilapidó los pocos pesos ganados y gozó de los placeres carnales de cuanta mujer tuvo a su alcance, aún con la vida licenciosa que llevaba, seguía cosechando éxitos con Botafogo y era número puesto en la selección. Con estos antecedentes, se empezó a desarrollar la previa para Brasil de lo que sería el Mundial de Chile en el año 62 y para Mané su mayor momento de gloria. (continuará)