domingo, 24 de junio de 2007

Huevos


Reza la leyenda que, luego del primer y único gol de los brasileños en la final del Mundial de 1950 (en el famosísimo Maracaná) Obdulio Varela, el "Negro Jefe" tomó el balón, comenzó a caminar hasta la mitad del campo de juego, colocó la redonda en el circulo central y mirando a sus compañeros, de forma desafiante espeto "Cuando ellos se callen ....Nosotros empezamos a jugar..." El resultado, es de todos conocido, Uruguay dio vuelta el marcador y se coronó campeón del mundo ante más de 200 mil brasileños atónitos que no salían de la pesadilla que sus ojos presenciaban.

Los cojones, agallas huevos, coraje, muchas veces son mal entendidos por el hincha en general, la "prensa especializada" y por sobre todo los jugadores. Por razones que se desconocen se han incluido en la categoría de corajudos a verdaderos criminales vestidos de corto tales como nuestros Leonel "patitas con sangre" Herrera, Marcos Villaseca (el primero, registra en su negro palmares haber lesionado a un adolescente Diego Maradona en un amistoso jugado entre Colo-Colo y Argentinos Juniors en el Estadio Nacional y del segundo aún se recuerda en el estadio Santa Laura aquel planchazo alevoso con que lesionó gravemente a un jugador de Audax Italiano) el inglés Paul Ince, quien decía que el crujir de una tibia era más excitante que el sexo mismo, los uruguayos Montero (padre e hijo) y destacando este último tiempo, el sobrevalorado Marco Materazzi, digno ejemplar del hachero mal intencionado con licencia para pegar que vive el juego siempre de una cornisa de ilegalidad desde la cual impulsa a sus rivales a caer en sus malas artes (una tal Zidane...¿lo recuerdan?)


Pero, ¿que serían las agallas dentro de una cancha de fútbol?. Alejándose de las definiciones de la RAE o cualquier diccionario al alcance de la mano , el tener o poner huevos es el dejar (dentro de las posibilidades que el juego te brinda) todo dentro del césped, es colocar tu integridad física salud, tripas, pero por sobre todo tu corazón durante 90 minutos más descuentos. En sí, es jugarte en cada pelota, en cada amague, atajada, gambeta, centro, cabezazo, barrida, la vida, tu vida como si no existeriera un mañana o como si fuera el último partido que jugarás. El verdadero jugador con huevos, es aquel que va mas allá de su propia adversidad, él que teniendo todo en contra sabe sobreponerse y dar vuelta el resultado o bien, aquel que puede salir caminando con la frente en alto del camarín luego de una derrota.


Afortunadamente, esto casos no son escasos y superan con creces al sin numero de jugadores mala leche que existen. Así por ejemplo esta el caso de Franz Beckenbauer, quien enfrento más de 75 minutos a los italianos en la semifinal del mundial de México` 70 con el hombro derecho dislocado y vendado al cuerpo en el considerado por muchos, el mejor partido de la historia de los mundiales. Maradona en el mundial de Italia`90, el cual con el tobillo hecho pedazos se infiltró asimismo para jugar contra Brasil y en LA jugada que hizo durante ese pleito desniveló la balanza a favro de Argentina. Mención aparte merece el equipo paraguayo en el mundial de Francia `98 encabezado por José Luis Félix Chilavert, quienes durante 119 minuto aguantaron los embates de quien posteriormente sería el campeón, Francia. Con todo en contra, aquel día los paraguayos resistieron una y otra carga francesa hasta que Laurent Blanc logró batir a Chilavert con el gol de oro que les daría el paso a cuartos de final. Posterior al gol, los paraguayos cayeron fulminados a tierra, llorando desconsolados, sin poder levantarse de ese pasto donde dejaron la piel, es ahí donde aparece la figura monstruosa de Chilavert, quien secando sus lágrimas, comenzó a levantar uno a uno a sus compañeros dándole palmadas y palabras de ánimo, ante las mirada emocionada de medio planeta. Por tal gesto de gallardía, el estadio completo se vino abajo en aplausos y el elenco francés en pleno fue a felicitar a sus contrincantes ante tamaña muestra de gallardía.


Es que, en definitiva, el tener bolas, huevos o agallas , se resume a dejar todo durante el pleito, olvidarte del dolor , de los problemas (que siempre los hay) de la fatiga, de los calambres del hambre, de todo. Es saber poner el pecho duro, apretar los dientes respirar hondo y sentir el deber de poner cada gota de sudor y sangre para revertir cualquier situación adversa, es el mirar a tus amigos o compañeros para darles la fuerza y el aguante necesario. En síntesis, es echarte el equipo al hombro, poner tu pasión en juego y tus deseos de ganar, lo que también se debería extrapolar a la vida misma. Lo anterior se sintetiza magníficamente en la frase acuñada por un amigazo, Gustavo (ese Fiera!!!) un verdadero sabio del futbol, la vida, barcos y navíos afines, viajes interestelares y dentro del globo terráqueo, una enciclopedia viviente, docto hombre en leyes y futuro england man. Al ver lo adversa de una situación pelotera contra nuestro "clasico" rival (eramos menos y los otros tenían un estado físico notable que no había sido mermado por las parrilladas ni cigarros) me quedo mirando y serio como pocas veces lo he visto dice "No lo perdemos...Pase lo que pase no lo perdemos..." yo asentí con la cabeza, sabiendo por dentro que sería así , que no importaba cuan difícil fuera, no ibamos a perder. Es que a diferencia de nuestro rival (quienes vivieron en carne propia una humillación de aquellas) nosotros teniamos claro que ese partido no se podía perder y que en ocasiones, no basta con el físico, las camisetas bonitas, la mejor pelota o la cantidad de jugadores, sino que además, se deben tener los huevos más grandes que el alma.



P.D: Sin caer en el tropicalismo típico y esa bipolaridad tan arraigada que tenemos como habitantes de esta larga y angosta franja en lo que se refiere a lo estrictamente deportivo (bueno...en realidad al 90% de los hechos que rodean nuestro diario vivir) estas palabras están dedicadas a unos chicos que la están rompiendo en Cánada, quienes han demostrado que no importan las concentraciones, viajes, los calambres, el cansancio, ni lo fuerte del rival cuando se tienen los obejtivos claros y más aún el hambre necesaria para ser campeón.








1 comentario:

Gustavo Varas dijo...

Socio, el golazo fue de friaca, a los 12 minutos. El Mario Filho, o "Maracaná" tenia el dcemento húmedo para el partido final, y Barbosa, "o goleiro", no pudo volver sino hasta 1996 al estadio que lo pifió hasta morir. Hay un indice de suicidios enorme ese día, y la verdad, Schiafinno y Gighia rompieron y enmudecieron a 207.104 espectadores. Eso si son huevos compadre. Un abrazo.