viernes, 16 de mayo de 2008

¡ Malditos ! (1º Parte)


El fútbol es, en su esencia más pura es un deporte, el más perfecto del mundo (prueba de esto es que ha sufrido un mínimo de variaciones en más de cien años) el más atractivo, bello y emocionante a la vez, una verdadera pasión de multitudes si se quiere usar el manoseado eufemismo popular, pero es un deporte al fin y al cabo. Sin embargo esta reflexión (pseudo aristotélica y más que obvia) tiene muchas aristas, tantas que llenarían páginas de libros, manuales y demases. Son estas pequeñas particularidades las cuales les dan su sello distintivo puesto que están revestidas de situaciones y excentricidades que JAMÁS se podrían repetir en otra disciplina, por eso el arte del balónpie se convierte en único y lo aleja de otras manifestaciones deportivas masivas o de deportes que en teoría podrían resultar visualmente más atractivos.

Así, al factor netamente deportivo se le agregan variantes como la de los jugadores con sus propios léxicos y códigos, la de los entrenadores con toda su rimbombancia y sistemas "tácticos" sacados - prácticamente - de la NASA o extraídos del Pentágono (los amables cibernautas que pinten algunas canas deben recordar con claridad los sistemas de la W y de la W invertida que hasta el día de hoy no se pueden explicar sino es por medio de algo similar a la piedra roseta futbolera y eso que no hemos caído en ejemplos peores como los esquemas de juego empleados por Rudi Guttendorf a principios de los `70 o Xavier Azkargorta a mediados de los`90 ambos con la manoseada selección chilena) la del periodismo deportivo con su verborrea inconsistente llena de palabra rimbombantes y análisis que dejarían perplejo a cualquier cientista político (el comentarista/relator no solo se limita a comentar los avatares del partido sino que, generalmente, da reseñas, datos, trívias de la situación socio-politica-económica e histórica de un país, si el duelo es de selecciones o de una región determinada, si es de clubes) y los hinchas que de una u otra forma tratan de demostrar su pasión/insanidad mental de diversas formas (así por ejemplo tenemos a hombres que se disfrazan de preso en Argentina, o como el reconocido hombre-pájaro cole colombiano, del famoso Condorito, acompañante privilegiado de la selección chilena sub -20 en Canadá o peor aún, de un loro verde poco presentable que se pasea por las canchas del puerto principal de nuestro país y que incluso a llegado al mismísimo Palacio de la Moneda para recibir el saludo presidencial )

Una de las formas más características para soltar toda esa tensión, locura o amor hacia la camiseta que se tiene son las cábalas, aquella suerte de guiño al destino o a la diosa Fortuna para que el equipo de nuestros amores o el combinado nacional salga favorecido -alguna vez- por esa mano aciaga y tan infausta. Mediante estas, el fanático furibundo trata de otorgarle un aura mística y mágica a la escuadra portando diversos objetos "benditos", desde camisetas usadas una y otra vez (con la cual uno sabe - sin ningún rigor científico y con la más disparatada fe - QUE EL EQUIPO GANA PASE LO QUE PASE y que en caso de no portarla puede suceder una debacle de carácter bíblico) pasando a una bufanda, radio de transistores, pata de conejo o artilugios similares. El hincha en su más pura esencia irracional, se plantea internamente que la prenda determinada protegerá al equipo de desgracias tales como un gol en las postrimerías del partido o un penal en área propia (en mi caso particular, durante una Copa Libertadores fui con la MISMA ROPA -léase; Zapatillas, calcetas,calzoncillos, short, camiseta del equipo y gorro a TODOS los partidos disputados de local por mi equipo, realizando la conducta aberrante de no lavar las prendas contradiciendo cualquier norma de salubridad pública y de la OMS)

A su vez, el repetir una actitud constante de manera obsesiva-compulsiva forma en el intrincado cerebro del hincha una confianza a toda prueba que le asegura que el pleito se dirimirá favorablemente en favor de sus colores. He conocido casos de personas que han ido durante años a la misma ventanilla a comprar (en lo posible) al mismo vendedor, para luego entrar por la misma puerta del estadio y sentarse en el mismo asiento cuando el equipo encuentra rachas positivas, tengo amigos que suelen fumar una cantidad determinada de cigarros en cada tiempo evitando terminarlos antes de cierto minuto en especial que podría coincidir, malamente, con un gol en contra convertido en partidos anteriores, gente que se cambia de asiento o que ve el partido de pie al lado de un amigo en particular para no alterar el orden cósmico, e incluso una chica (una futura profesional del campo legal, totalmente inteligente y racional) que se considera así misma como una cábala viviente puesto que cada vez que va al estadio su equipo no pierde.

En otras ocasiones, la inclusión de un elemento anexo, el no portar alguno de los estandartes mencionados o el atribuirle una carga de "vibras" negativa a una persona determinada puede provocar en la descabellada ecuación hincha-deidades, un descalabro de proporciones tales que afecte la débil psique del pelotero. En esta misma página, al amable cibernauta le ha quedado constancia de la mala fama adquirida por un queridísimo amigo mio a quien cada visita al estadio le reportaba comerse los apelativos de "mufa" o "yetta" Este verdadero mártir pelotero no solo tuvo que cargar con ese estigma otorgado por mi cabeza de termo habitual a la hora de ver fútbol, además lo refrendo, como un amargo sino, al acompañar a otro querido personaje a ver a su equipo y que este fuera vapuleado en ambas ocasiones. Todo esta teoría giraba en torno a los malos resultados conseguidos por nuestra escuadra el año recién pasado los cuales me llevaron a pensar (errónea o acertadamente) que la desgracia estaba asociada con su presencia en las gradas, influyendo negativamente al normal desarrollo místico, cósmico, kármico de nuestro equipo evitando el correcto dialogo entre jugador-balón-compañeros-red contraria, quedando comprobada esta hipótesis a lo largo de la nefasta campaña del primer semestre. A pesar que me he dado cuenta que no es el verdadero culpable de nuestros desaciertos en la cancha (con un técnico y dirigentes como los que tenemos, es realmente difícil hacer algo) temo a mi reacción de mirar hacia el costado y culparlo consiente o inconscientemente si es que vuelven los malos resultados a azotar nuestras estanterías.

Sin embargo, en ocasiones todos los elementos señalados chocan contra algo invisible, algo realmente negativo, que conduce al equipo a tragedias deportivas y extradeportivas como si pesara una verdadera maldición sobre estos. Lo señalado que cae a claras luces en el terreno de lo paranormal, puede sonar insulso a oídos netamente racionales, pero el amable cibernauta debe comprender que a momentos, es la única situación "lógica" que tiene el corazón del hincha para sustentar tanta desgracia junta, pues es casi imposible explicar de una forma coherente y racional el porque instituciones grandes, con una fanaticada fenomenal, recursos y prestigio quedan sumidos en la más absoluta inopia de logros deportivos o económicos. Casos como estos sobran en el mundo del fútbol, así en Río de Janeiro, es famosa la historia de Arubinha, un hombre que en el año 1937 enterró un sapo muerto con la boca cosida en la cancha del Vasco Da Gama profiriendo que este club no saliera campeón durante 12 años tras la goleada que sufrió su equipo por 12 a 0 . Los dirigentes de Vasco en un inicio no atendieron a este estigma, sin embargo, presenciaron con horror como pasaban los años y que, a pesar de contratar a los mejores jugadores del medio no podían salir campeones, con frenesí se lanzaron a buscar al batracio erosionando el campo de juego sin ningún resultado, hasta que, por arte de magia, el equipo a 11 años de su último título (1934) logró conquistar nuevamente esta presea en 1945. Otro hecho de corte sobrenatural es el que han debido enfrentar los hinchas, dirigentes y jugadores del América de Cali, durante los años`70 Benjamín Urrea, apodado "Garabato", ex dirigente del club, se oponía a que este pasara al profesionalismo, durante una borrachera de aquellas en una cantina de mala muerte y luego de ser expulsado del club por su tenaz oposición, maldijo uno a uno a dirigentes, cuerpo técnico y jugadores del los "diablos rojos" con una botella de aguardiente llevada hasta la parte final de su espalda proclamando: "Que lo vuelvan profesional, que hagan del América lo que quieran pero juro por mi Dios que nunca serán campeones..." Conclusión; Tras un exorcismo en el círculo central del estadio Pascual Guerrero de Cali el América logró conquistar su primer título nacional en el año 1979, no obstante este rito, el equipo ha disputado 4 finales de la Copa Libertadores perdiéndolas TODAS (la peor de todas, fue la disputada contra Peñarol el año 1987 en nuestro Estadio Nacional, en esta, los colombianos eran amplios favoritos pero perdieron en el último minuto de juego contra el equipo uruguayo para el asombro de todo el continente) Los dirigentes, simpatizantes e hinchas con terror antes de disputar las finales del mágno evento continental, concurrían donde "Garabato" ofreciéndole verdaderas fortunas para que este alzara el conjuro, sin embargo, el tozudo hombre siempre se negó y así se llevó a la tumba esta maldición el 05 de enero del año 2008. (Continuará...)

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